Lectores que me han acompañado en estos caminos: deberán ustedes disculparme pues llevo tres semanas sin reseñar ningún libro debido a un accidente que tuve en México, ese país tan similar al nuestro, lleno de pueblitos mágicos, uno de ellos Atotonilco, en el estado de Guanajuato.

Lo que ocurrió fue que, al salir del Santuario de Atotonilco – también apodado “Capilla Sixtina mexicana”-, tropecé en el último escalón de la entrada lateral, y se me dobló el pie. Tuve una cuádruple fractura de los diferentes huesos que conforman el tobillo.

El impecable tratamiento, una compleja cirugía en los excelentes Hospitales MAC de San Miguel de Allende, me ha tenido adolorida y me ha dejado un legado de doce tornillos y placas de titanio, me ha obligado a tener la pierna en alto – posición bastante incómoda-, y a tomar analgésicos y antibióticos que tienen sus efectos secundarios: cansancio, mareo y confusión, principalmente. Las fuerzas no me alcanzaban para escribir. Pero sí para oír audiolibros y ver películas. Porque todo tiene su parte positiva. Ya hoy, días después, siento que vuelvo a tener fuerzas para escribir. Aprovecharé estos días para reseñar los libros que me gustan, una labor que me hace inmensamente feliz. Y que espero que ustedes disfruten.

Uno de los libros que me mantuvo en vilo fue “La casa torcida” (Su nombre original: “Crooked House”), de la singular escritora británica Agatha Christie, la maestra de la novela detectivesca, la “Dama del Crimen”, publicada en marzo de 1949. El libro fue recientemente reeditado en 2022 por Booket en traducción de Stella Maris de Cal. La misma autora considera esta novela como su mejor obra. Y eso que no aparecen en ella ni el legendario inspector Poirot ni la famosa Mrs. Marple.

Christie es la autora más publicada de todos los tiempos, después de la Biblia y Shakespeare, con más de cuatro mil millones de ejemplares que se siguen vendiendo como pan caliente. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el seudónimo de Mary Westmacott,

Se casó dos veces, una con Archibald Christie, cuyo apellido llevó hasta su muerte, y la segunda con el arqueólogo Max Mallowan, al que acompañó en varias expediciones al Oriente Medio, Siria e Irak, entre otros lugares que luego emplearía como locaciones en sus novelas. En 1961 fue nombrada miembro de la Real Sociedad de Literatura y en 1971 recibió el título de Dama de la Orden del Imperio Británico, Murió en 1976 a los 85 años.

“La Casa Torcida” es una novela mediana, con 26 capítulos cortos, que se leen de forma trepidante porque la autora tiene la magia de dejar al final de cada capítulo el suspenso necesario para engancharse en el siguiente. Es un libro que, lejos de las descripciones barrocas propias de algunos libros de terror, está construido con una voz en primera persona – la voz de Charles, el novio de Sophie Leónides-, en el que son comunes las descripciones breves y en el que el lenguaje ágil, de investigador eficiente, hace las delicias de los lectores, que no dejamos de vaticinar quién podría ser el autor de los crímenes. Arístides Leónides, un patriarca multimillonario griego, que construyó su emporio en Inglaterra, vive con las siguientes dos generaciones de su familia en una mansión que todos conocen como la Casa Torcida, por su estructura inclinada.

Su nieta, Sophia Leónides, que regresa de la guerra, se reencuentra con un antiguo amor, Charles Hayward– el narrador-, hijo de un Arthur Hayward, detective de Scotland Yard y reviven ese viejo amor al punto que Charles le propone matrimonio a Sophie. En medio de este renaciente amor, el abuelo de Sophie, Aristides, es asesinado en la mansión (alguien cambió la insulina que se inyectaba el anciano, por una dosis de eserina), y Sophie, funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores durante la guerra, debe rechazar la propuesta matrimonial hasta tanto no se resuelva el caso. Sophie pide a su novio que se involucre en la investigación y así comienza una palpitante historia de intrigas y misterio.

Ningún habitante de la casa tiene una coartada. Nos encontramos así con una novela coral en donde el retrato de vida de cada uno de sus miembros es presentado de forma impecable y suficiente – para lo que hay que saber de cada uno de ellos-, que he dividido en cinco grupos:

Por un lado, está Brenda, la segunda y joven esposa de Aristides, con una historia de amor estilo Pygmalion.

Por otro están los hijos del difunto – Philip, escritor de Historia, y Roger, el inepto gerente de la empresa familiar de abastecimiento -, y sus respectivas esposas – Magda, la actriz de teatro, y Clemency, la investigadora científica -.

En tercer lugar nos encontramos con los nietos de Aristides – hijos de Philip y Magda- : Sophie, Josephine, una adolescente de catorce años, desgarbada y poco agraciada, pero extremadamente inteligente, con dotes de detective, y Eustace, un muchacho poco afable.

A continuación, nos encontramos con Edith de Haviland, hermana de la primera esposa de Aristides y quien es una presencia oscura en la mansión pero que nos sorprende al final, con Lawrence Brown, el joven preceptor de Josephine y Eustace y con Nannie, vieja y fiel criada de la familia Leónides.

Finamente, el equipo policial y de detectives, a cargo del inspector Taverner y en el que participan el sargento Lamb y el propio Charles, es memorable.

El caso se complicará con más muertes, pero el giro final que Christie le da a los hechos es realmente asombroso e inesperado. No es un giro forzado porque nos percatamos de que las pistas, todas, siempre estuvieron allí y, antes bien, nos sorprendemos de la facilidad con que se va resolviendo un laberinto de intrigas y secretos y de la ingenuidad y desproporción de las motivaciones criminales.

En Apple TV encontramos la adaptación cinematográfica del mismo nombre “La Casa Torcida (2017) dirigida por Gilles Paquet-Benner, protagonizada por Christina Hendricks, Gillian Anderson, Max Irons, Glenn Close, Julian Sands, Terence Stamp, Stefanie Martini y Christian McKay. Un muy buen thriller con críticas diversas, pero que vale la pena ver después de leer el libro.

Christie es una maestra de la novela policial. Una escritora que pone a prueba nuestra inteligencia investigativa, con un delicado poder de seducción. Vale la pena leer esta obra, lo cual se hace muy rápidamente (no son más de 250 páginas) y deja esa sensación de culminar una de las mejores novelas jamás construidas. No se la pierdan.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.