Vivir una pérdida por la pandemia representa un riesgo adicional para el bienestar mental de los familiares.  

La soledad es uno de los aspectos que más angustia a quienes enfrentan la muerte.

Morir en soledad es no poder despedirse, es enfrentar un momento de angustia sin compañía y perder esa última oportunidad de ver una cara conocida y una sonrisa que puede tranquilizar en el último aliento.

Perder esos encuentros es perder la oportunidad de decir unas últimas palabras que ayudan a sanar el corazón.

Todo este ritual de despedida se ha perdido en la pandemia. Morir por coronavirus es morir en soledad, es morir sin podernos despedir. Es despedirse sin ver una cara conocida.

Según Germán Casas, reconocido psiquiatra bogotano, estas circunstancias hacen que el duelo por la pérdida de un ser querido sea más difícil.

Con las medidas actuales de restricción de visitas en  las clínicas y los hospitales, esta situación la viven igualmente pacientes de otras enfermedades crónicas como el cáncer. Con esto muchos pacientes enfrentan a sus tratamientos solos.

“El duelo es un proceso de adaptación, es un tiempo en el que una persona acepta y se adapta a la pérdida”.

“Cumplir con ese proceso es la única forma en la cual se puede sanar y tener una adaptación psicológica adecuada”, afirma el doctor Casas.

Cada persona asume el duelo de una forma diferente y no existe una normalidad en cómo se vive una pérdida.

Desde 2014, los estudios realizados en pacientes con ébola mostraron cómo las prácticas de manejo de los cadáveres podían aumentar el riesgo de contaminación de la enfermedad.

Esta situación  fue el inicio de una línea de estudio conocida como “el duelo a distancia” o “el duelo a control remoto”, descrita inicialmente por la doctora Pepa Rodríguez, psicóloga española.

La teoría establece que en los casos en los cuales no es posible cumplir con esa despedida, debe haber una terapia previa y un acompañamiento a los familiares y al enfermo para reemplazar esos ritos de despedida.

La mayoría de estos ritos que se realizan en circunstancias normales incluyen una reunión para acompañar el cuerpo, prepararlo y despedirlo, como la velación, la reunión en la funerarias, el entierro y  las ceremonias religiosas.

Cuando estos no se pueden realizar los expertos recomiendan explicar a la familia las razones por las cuales se deben reemplazar por otras prácticas de despedida.

La tecnología surge como una alternativa para afrontar este proceso. Se pueden programar reuniones virtuales incluso antes de que la persona fallezca.

Esas actividades deben ser apoyadas por algún conocedor o representante de la religión de la familia y permiten que libremente cada persona pueda hablar, hacer un homenaje, agradecer y recuerdos. Todo esto ayuda a que sea un proceso sano y efectivo.

Otras circunstancias como la muerte de personas desaparecidas, secuestros y muertes a distancia, comparten este desafío en el proceso de duelo.

Durante estos procesos se viven sentimientos como el dolor, la rabia y la culpa. En muertes por COVID-19, la culpa puede ser más latente por no haber prevenido el contagio o por haber sido la  posible fuente del contagio. El confinamiento del enfermo y de la familia y la no despedida hacen que los duelos a distancia sean más complejos.

La muerte requiere de una despedida. Quienes pierden a una persona cercana deben tener  un espacio para poder cumplir con el proceso natural del duelo. No reemplazar los rituales comunes puede traer un duelo mucho más difícil de afrontar y dificultades psicológicas posteriores.

Estas son algunas recomendaciones de los expertos para afrontar un duelo en tiempos de pandemia:

  • Use las plataformas virtuales para conectarte con tu familia.
  • Desde la hospitalización se inicia un duelo anticipatorio y se debe aprovechar para hablar y compartir los sentimientos.
  • Mantenga contacto con el enfermo lo más posible. Si bien las visitas presenciales son restringidas en estos momentos, considere hacer una llamada, un video o enviar un mensaje para que el personal de la salud se lo lea al enfermo.
  • Las reuniones familiares son un espacio para que todos manifiesten sus sentimientos durante el duelo. En estas reuniones es importante escuchar a los demás.
  • Comparta sus sentimientos y recuerdos de la persona que falleció.
  • Algunos psicólogos y psiquiatras recomiendan escribirle una carta a la persona que murió. Este proceso ayuda a hacer una despedida y hablar de los sentimientos que se enfrentan.
  • Los duelos son procesos difíciles y estar lejos de la persona que fallece lo hace más complejo. Considere siempre la posibilidad de buscar ayuda de un especialista.

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