A lo largo de la historia, se ha podido ver cómo las principales gestas deportivas han logrado acaparar la atención de la mayoría de la población, activando numerosos elementos que solo el deporte despierta.

Lucho Herrera batiéndose en las montañas más empinadas de Europa, Juan Pablo Montoya destrozando cronómetros en la fórmula cart y la fórmula 1, o Mariana Pajón dejándole nada más que polvo a sus contrincantes, son momentos que han despertado un interés deportivo diferente al fútbol. Victorias que nos han unido como país pero que también han logrado mover la industria en varios aspectos.

Momentos como estos han hecho que la empresa privada se vea atraída y que los entusiastas del deporte se inclinen por probar una nueva disciplina. Esto mueve muchas cajas registradoras, lo cual es positivo. El problema está en la falta de articulación de todos los actores para lograr un mismo fin de mayor impacto. 

Volviendo a Muñoz, esta victoria hace que el golf vuelva a aparecer en el panorama deportivo nacional.  Es una oportunidad para construir con cimientos fuertes que fortalezcan la estructura y no permitan que se derrumbe al primer traspié. Que no dependa de un solo actor. O acaso ¿cuántos seguidores de Montoya en la fórmula 1 volvieron a interrumpir su sueño dominguero para madrugar a ver una carrera en Europa sin el colombiano? Seguro permanecieron algunos adeptos pero el número bajó drásticamente.

Y es que en el golf, al ser un deporte considerado elitista el reto es aún mayor. Es más complejo que reunir a 22 personas alrededor de un balón. 

Estos momentos son ideales para que la federación local desarrolle clínicas que puedan llegar a un público más diverso. Las oportunidades de golf público en Bogotá son cada vez mayores, lo cual se debería replicar en las principales ciudades del país. En estados Unidos por ejemplo, es practicado por casi el 10% de la población, involucrando diferentes perfiles demográficos. Se entiende que las diferencias sociales y culturales hacen que nos lleven mucha ventaja, sin embargo  nos da un panorama de oportunidad de crecimiento muy grande y nos muestra varios caminos.

No importa si nunca se ha practicado o si es difícil de entender al principio. Incluso no hay que jugarlo para poder disfrutarlo. El ser audiencia hace parte del crecimiento. Es un deporte más en la baraja de opciones, que le permiten a la industria fortalecerse en el camino a ser un motor de desarrollo como sociedad. Así que subámonos al bus y hagamos parte de ese crecimiento.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.