─ ¿De qué te ríes, papá? ─ me preguntó un día mi hijo mayor, sentado, como yo lo estaba, en la sala del apartamento.

─ De algunos avisos comerciales que tengo anotados en esta libreta ─ le contesté.

─ Si son chistosos, porque te hacen reír, deberías publicarlos, papá ─ anotó él.

Haciendo caso a la sugerencia de mi hijo, aquí están algunos de tales anuncios chistosos, o avisos chistosamente incorrectos:

1.- «Se necesita empleada interna para atender familia pequeña». ¿Para qué querría alguien contratar los servicios de una empleada, si bien puede servirse de una desempleada? El verdadero fin del anuncio es encontrar una mujer que carezca de ocupación laboral. Una empleada no va a querer abandonar su ocupación vigente para atender ese aviso, a menos que el nuevo puesto le signifique obtener mejores ingresos económicos. Entonces, para ello, deberá renunciar primero al puesto que ahora tiene. Lo que querían decir pudieron escribirlo así: «Se necesita señora (o joven, o señorita) para trabajar como empleada interna en residencia». Es un aviso más claro y preciso.

2.- «Se vende carne azada, los domingos». Aunque se tenga consciencia del duro trajín de muchas mujeres en la cocina durante toda la semana, y se quiera evitarles ese «concierto» también los domingos, un letrero como este pone a dudar a cualquiera. Si la carne asada es de la misma calidad de la ortografía del aviso, cualquiera preferiría desistir de ingresar en un restaurante con semejante nivel. La única azada conocida es un ‘instrumento que consiste en una lámina o pala cuadrangular de hierro, ordinariamente de 20 a 25 cm de lado, cortante uno de estos y provisto el opuesto de un anillo donde encaja y se sujeta el astil o mango, formando con la pala un ángulo un tanto agudo. Sirve para cavar tierras roturadas o blandas, remover el estiércol y amasar la cal para mortero’. ¿Qué relación habrá entre ese objeto y la carne pasada por las brasas? Si la hay, es mejor abstenerse de consumir carne «azada». Enmienda: «Se vende carne asada, los domingos». Así queda mejor preparada la carne y más «adobado» el idioma.

3.- «Se reparan ollas nuevas, y se les arregla el culo a las viejas». ¡Genial aviso! Pero hay que leerlo sin satanizar y sin posturas mojigatas. Los pronombres relativos tienen la tarea de evitar la repetición de los sustantivos, como en esta oración, que tiene una pizca de buen humor. Se usa el sustantivo ‘ollas’ una vez; la expresión ‘a las’ lo remplaza en la oración yuxtapuesta, con lo que se sobrentiende el sustantivo ollas. Además, es claro que lo que arreglan en donde el aviso está puesto es el asiento de las ollas (coloquialmente, llamado culo). ¿Cuántas «viejas» ─ perdón, las damas ─ acudirían al lugar donde el aviso se exhibe en busca de un trasero nuevo por interpretar mal ese letrero?

4.- «Se necesita chef para comida china». Este aviso no aclara si al chef lo necesitan para que deguste la comida china, o para que la prepare. Se extravía el sentido del aviso por el uso incorrecto de la preposición ‘para’. Si hubiese llevado el verbo preparar enseguida de la preposición, por ejemplo, la situación se salvaría. ¡Y la comida china quedaría suculenta! Enmienda: «Se necesita chef para preparar comida china». O también: «Se necesita cocinero experto en comida china».

5.- «Se arrienda pieza sin niños». Este aviso está regado por casi todo el territorio colombiano. Se lee en las ventanas de las casas donde hay una habitación o dormitorio para alquilar (llamada ‘pieza’ en algunas ciudades). Pero ese no es el quid del asunto, lo es el sentido del mensaje. Cabe preguntar para qué advierten que la pieza o habitación carece de niños, si algunos arrendatarios podrán llevar los suyos para ocuparla. ¡Eso dice el aviso! Ahora, si lo que quisieron decir fue que no se admiten niños, el asunto ya no es de gramática sino de deshumanización o intolerancia extrema. ¿Los arrendadores no fueron niños antes de crecer y convertirse en seres tan retrógrados? ¿No tienen ellos hijos, acaso? Pero si la terquedad fuese irremediable, entonces: «Se arrienda pieza a pareja sola».

6.- «Bidrios. Lo escribimos mal, pero los colocamos bien». Aunque con un toque de ingenio, este aviso de una marquetería no alcanza a superar el intento que hizo quien lo escribió para que resultara gracioso. Porque si se aceptara la ocurrencia de escribir vidrios con be (b), a sabiendas de que se escribe con uve (v), el artículo neutro ‘lo’ en singular «rompió los vidrios» que dejaban traslucir el chiste. Debieron agregar después de aquella palabra mal escrita adrede: «Los escribimos mal, pero los colocamos bien», pues tendría que haber concordancia con el segundo neutro en plural (los colocamos).

7.- «Crema para quitar lo feo». También deberían inventar una crema para contrarrestar lo feo en anuncios como este. Pero mientras uno piensa en que era más sencillo decir que la crema es para alejar la fealdad, al mismo tiempo se puede cavilar en qué clase de ungüento será ese. Uno que elimine la composición genética del ADN de una persona sin gracia estética ¡es inverosímil! ¿Qué fealdad será la que quita la dichosa crema?

«¡Retrasos menstruales garantizados! Citas: 587525…». Dicho de otro modo: ¡explosión demográfica a toda máquina! Ahora sí nos vamos a apiñar unos sobre otros. Bueno, en realidad unos sobre otros producirán, precisamente, más ¡retrasos menstruales! Aunque el aviso tiene su atrevimiento: en ese lugar le hacen «el favor» de generarles el retraso menstrual a las damas que allí acudan. La cita de turno debe de ser para evitar la congestión, y para que el superhombre que las atiende se dé «un aliento». Así, el retraso (léase embarazo) estará garantizado.

¡Hablar y escribir bien es el reto de hoy!

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