La preservación de la palma de cera, árbol nacional de Colombia, es un tema que tiene en vilo a la población de Salento, en el departamento del Quindío. El Valle de Cocora, donde surgen buena parte de estas plantas, vive momentos críticos por el ingreso desatado de turistas y la ineficiencia para preservar el lugar.

“Le dicen a usted: ‘Se está acabando este paisaje, se están muriendo las palmas’, y en vez de hacer algo por salvarlo dicen: ‘No, pues ahí nos quedan otros’. Qué autoridad decente y seria va a dar eso como respuesta”, manifestó el investigador botánico Rodrigo Bernal.

(Vea también: Palmas de cera en peligro: Valle de Cocora, en Salento (Quindío), podría desaparecer)

Quiénes son los responsables por la muerte de palmas de cera?

Esa es la pregunta que ronda las calles y arquitectura artesanal del municipio. Los expertos consultados por Pulzo concuerdan en que se debió ejecutar un plan de acción desde hace varios años; no obstante, el debate se aplaza como si se tratara de una sesión en el Congreso de la República.

Jaime Arias, líder ambiental, aseguró que la Corte Suprema de Justicia emitió, el año pasado, una sentencia en la cual explica que Salento debe implementar un modelo de desarrollo turístico sostenible. La conclusión a la que se llegó fue que las distintas organizaciones competentes, como la Alcaldía, la Gobernación del Quindío, la Cámara de Comercio y la Corporación Autónoma Regional (CRQ) deben llevar a cabo un estudio de capacidad de carga ambiental.

Este análisis permite conocer “cuántas personas pueden ingresar [al Valle de Cocora] y que no le hagan daño al ecosistema”, puntualizó Johan Carvajal, biólogo y profesional ambiental de la Alcaldía de Salento. Mientras algunas personalidades señalan que es muy costoso realizarlo, otros argumentan que no hay voluntad de las entidades locales y regionales.

Las autoridades “se tiran las responsabilidades”, dijo Arias, pues agregó que no existe un esfuerzo aunado por llegar a soluciones colectivas y coordinadas. El Valle es una zona privada, por lo que las decisiones deben contar con la aprobación de los propietarios de los terrenos, y las sugerencias pocas veces prosperan.

“Estructuralmente estamos trabajando en ajustar el esquema de ordenamiento territorial, que es una responsabilidad del municipio, pero nosotros como corporación estamos cargando con la responsabilidad”, aseveró José Manuel Cortés, director de la CRQ.

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Según el funcionario, se prevé que entre un año o año y medio Salento cuente con un “instrumento jurídico” que permita velar por la preservación del Valle. Pero la realidad marca  que se está buscando una luz al final del túnel la cual, por ahora, luce muy lejana.

Fotos y video: Styvell Veloza.