La condena contra el Estado colombiano, sin carácter vinculante, es por genocidio, crímenes de guerra y violación de derechos humanos contra partidos, pueblos y movimientos sociales y políticos.

Los gobiernos que han dirigido el país desde 1946 fueron condenados “por su participación directa e indirecta, por acción y por omisión, en la comisión de un genocidio continuado dirigido a la destrucción parcial del grupo nacional colombiano”, según el fallo del organismo internacional.

Este crimen “se ha proyectado sobre cualquier intento de construcción de espacios políticos que cuestionaran el modelo imperante de desigualdad social y sobre cualquier intento articulado de protesta y resistencia contra los efectos del mismo”.

El Estado también fue condenado por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, en particular, contra la población civil, así como por el incumplimiento de sus obligaciones de prevención, investigación y sanción de esos delitos.

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El fallo es resultado de la sesión 48 de este organismo, celebrada entre el 25 y el 27 de marzo, y la tercera que versa sobre Colombia.

El veredicto no tiene implicaciones judiciales para el Estado ni para sus dirigentes, sino que es un llamado a la conciencia ética para condenar los hechos.

En un rosario de acusaciones, el tribunal consideró al Estado culpable además de permitir daños a los ecosistemas, de “racismo institucionalizado” contra indígenas y afrodescendientes, así como de facilitar la actividad de grupos paramilitares y la utilización indebida del derecho penal para criminalizar a personas y grupos de manifestantes.

En ese sentido, recomendó respetar y hacer respetar los derechos humanos, facilitar la aplicación del Acuerdo de Paz de 2016, restituir las tierras arrebatadas y sancionar debidamente a los autores de ejecuciones extrajudiciales de civiles.

El TPP, fundado en 1979 y con sede en Roma, es el tribunal de conciencia contemporáneo más antiguo y está integrado por activistas, académicos, escritores e intelectuales.

Fue constituido después del éxito del tribunal dirigido por el premio Nobel Bertrand Russell a principios de los años 70 para juzgar los crímenes cometidos por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam.