Los hechos que se cuentan a continuación ocurrieron el pasado 9 de diciembre Bogotá, después del Knotfest (evento que reunió a legendarias bandas de metal), pero fácilmente pudieron suceder en cualquier otro concierto, evento cultural o noche de rumba en la capital; eso, sin dejar de lado los días de lluvia o determinadas horas pico.

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Luego de que más de 19.000 personas salieron del complejo El Campín, después de ver a sus bandas de metal favoritas, lo ‘heavy’ llegó en el momento de irse para sus casas. Literalmente, no había carro para tanta gente.

El festival de música se terminó a las 12:00 de la noche, luego de la presentación de Judas Priest. Si bien el lugar se desocupó relativamente rápido, los ríos de gente se trasladaron a las vías cercanas al escenario, donde conseguir transporte era una proeza.

Transmilenio siempre termina su servicio a las 11:00 de la noche y, a pesar de que se sabía que Bogotá tendría un evento masivo, el sistema de transporte no extendió su horario.

Fue ahí donde los ciudadanos vieron cómo les cayó la noche, pues no podían agarrar buses, y se la vieron de cuadritos para tomar taxis, cuyos conductores parecían aprovecharse del cansancio y de la necesidad de los asistentes de llegar a sus casas a la medianoche. 

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Taxistas cobran lo que quieren en Bogotá

El escenario sobre la carrera 30 era el de siempre cada vez que hay un concierto en el estadio El Campín o en el Movistar Arena. La calle, repleta de carros, y la gente buscando una buena tarifa en las aplicaciones de transporte o tendiendo la mano para que algún taxista de buen corazón parara.

Los que se dignan a frenar lo hacen con la pregunta de siempre: “¿Para dónde va?”. Y si el destino los convence, sueltan la cifra inflada por la que llevan a sus pasajeros. Algunos peatones se suben resignados; otros, obstinados, regatean; mientras que los dignos optan por seguir probando suerte.

Con un panorama cada vez más complejo y los minutos corriendo, los ciudadanos se fueron caminando para otras vías a probar suerte. El sector de Galerías queda bastante cerca al complejo El Campín, por lo que muchos llegaron allí.

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Sin embargo, el panorama no cambió mucho, aunque sí hubo más taxis, las tarifas no se respetaron. Los taxistas cobraban lo que les parecía.

Uno de los transeúntes le dijo a Pulzo que a pesar de que iba para Pablo Sexto, un sector que queda relativamente cerca del Movistar Arena, los taxistas no le pedían menos de 20.000 pesos. 

El ciudadano, indignado, cuenta que en una hora normal el costo de la carrera no pasa de los 7.000 pesos. Con el recargo nocturno y de aplicación, ese rubro no debería superar los 10.000 pesos.

De otro lado, desde este medio nos dimos a la tarea de indagar cómo operan y cuánto cobran los taxis, cuando la hora no es favorable a sus pasajeros.

El taxímetro apagado fue el común denominador. Ninguno de los conductores lo llevaba encendido ni mostró el mínimo interés en hacerlo. Según todos, a esa hora ese no es el medidor de las calles.

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Uno tras otro, los taxis iban parando al llamado, pero el resultado era el mismo: “¿Para dónde va?”

En ese escenario se le dijo a la mayoría que el destino era el barrio Bolivia, cerca del Portal de la 80, en el noroccidente de Bogota. Llama la atención que el medidor —a ojo— de los taxistas era el mismo: “Son 35.000 [pesos], jefe”. 

De hecho, hubo uno que se aventuró a cobrar hasta 40.000 pesos por el viaje. 

Los valores son un despropósito, teniendo en cuenta que la cifra por ese recorrido, a una hora en la que aplica el recargo nocturno, apenas supera los 22.000 pesos. 

Así lo deja ver la aplicación de taxis que, de hecho, incluye el recargo al pedir el servicio por una plataforma digital: 

Aplicación de taxis.
Aplicación de taxis.

La respuesta de los conductores fue la misma, con ademanes similares y sonrisa de complicidad. Todos volteaban la mirada, se quedaban meditando un par de segundos y después de una breve onomatopeya se soltaban con el precio:

“Mmm… 35.000, por allá”.

Cuándo se les regateó, los lugares comunes volvieron a aparecer. “No, hasta allá, eso vale”. 

Y, en el momento en el que se les preguntó por el taxímetro, sacaron el argumento rey de la noche: a esa hora, el medidor no es el aparato que pone a sufrir a muchos. 

“A esta hora no se trabaja por taxímetro. [Por] el furor de la gente”, dijo uno.

“No. Ahorita, no. Ahorita todo es negociado”, respondió el segundo conductor.

En un carrusel de noes, el tercer taxista de la noche reiteró que los taxímetros después de la medianoche no sirven: “No, papi. Ahorita nadie le trabaja con taxímetro”.

Hubo otro, el más ávido y que pidió los 40.000 pesos, se escudó en la vieja norma de la oferta y la demanda: “No papi, ahorita estamos en hora dinámica”. 

Aunque el destino se cambió, y era mucho más cercano al punto de partida, los taxistas seguían con su taxímetro apagado. A Chapinero les dio por cobrar 20.000 pesos. 

Al final de la jornada, el último intento no fue el mejor. A pesar de que el punto de llegada estaba a solo 10 cuadras (calle 54 con Décima), el taxista ni por las curvas encendió el taxímetro:

“No, papi. A esta hora nadie le maneja el taxímetro. A esta hora, nadie”. Finalmente, pidió 17.000 pesos.

Al final, un conductor accedió a hacer la carrera a Chapinero por 12.000 pesos, pero el taxímetro no se encendió.

Hugo Ospina, líder de taxistas, responde ante denuncias

Después de captar las malas prácticas de los conductores, Pulzo contacto a Hugo Ospina, cabeza visible del gremio amarillo, quien se mostró en desacuerdo con los conductores se pasan de vivos al cobrar.

Ospina, de entrada, pidió a los ciudadanos que se vean afectados por estos cobros irregulares que denuncien ante las autoridades competentes. Apuntó que, con número de placa en mano, se debe dejar en evidencia a los  que piden lo que les parece.

El líder del gremio de conductores se mostró sorprendido al escuchar que se estaba cobrando hasta 40.000 pesos por el recorrido desde Galerías hasta el Portal de la 80 e hizo énfasis en que la Secretaría de Movilidad es la encargada de recibir las quejas.

“Es muy importante que se ponga la denuncia, porque si no se hace de manera formal el taxista sigue haciendo lo mismo”.

Cuando se le dijo que esa es una práctica frecuente entre los taxistas después de cierta hora o ante cualquier evento masivo, Ospina reiteró la necesidad de que se dé a conocer dicha situación. 

“Puede ser un secreteo a voces, pero si la persona no denuncia a uno le queda muy berraco ir a adivinar cuál carro es”, agregó, al reiterar que con la placa es vital para detectar a los avivatos.

De igual forma, puso de relieve que en Colombia el único dispositivo autorizado para el cobro de tarifas es el taxímetro. Además, para seguridad de los pasajeros, que por época de prima pueden estar en riesgo, el conductor debe tener su identificación, con su tabla de valores.

Sin embargo, cuando se le preguntó por las medidas que podrían tomar los colectivos de taxistas, dijo que desde allí no es que se marcara mucha diferencia. 

“Nosotros, como organización sindical, no podemos hacer nada porque no somos empresa. Yo sugiero determinar de qué empresa son los carros, para llegar a los gerentes respectivos para que tomen las acciones correspondientes del caso”. 

Así pues, queda claro que las medidas con los taxistas, por lo menos en lo que a nivel empresarial se refiere, quedan a discreción de cada compañía. 

Sin embargo, Ospina sugirió ir a la fija: “Si el ciudadano denuncia en la Secretaría de Movilidad, ya no es a discreción de la empresa; es el Distrito impartiendo una sanción tanto a la empresa como al propietario y el conductor del vehículo”. 

Secretaria de Movilidad cuenta cómo denunciar a taxistas tramposos

Pulzo también acudió a la Secretaría de Movilidad, desde donde destacaron que existen varios canales de atención para estos casos.

El primer paso es radicar la denuncia en los canales oficiales de la Secretaría. Estas, dicen, “deben tener el mayor detalle posible de la situación presentada, empresa, placa del vehículo y demás información”.

Cuando la denuncia esté radicada, la Subdirección de Control e Investigaciones hace el análisis y abre la investigación a la empresa.

La entidad le dijo a este medio que los canales oficiales habilitados son a través de su página web o desde el correo electrónico contactociudadano@movilidadbogota.gov.co

De igual forma, las personas que quieran hacer sus denuncias de forma presencial pueden ir a la calle 13 N°. 37-35, de lunes a viernes, en horario de 7:00 a. m. a 5:00 p. m.

Sobre las sanciones que se impongan a los infractores, estas dependerán de lo que se determine en la investigación. “Están entre 1 y 700 salarios mínimos legales mensuales vigentes”, concluyeron.