Colombia sigue con los ojos puestos en el Volcán Nevado del Ruiz por el incremento en su actividad, que se manifiesta con la espectacularidad de la fumarola que sale de su cráter y la continua actividad sísmica que llegó al nivel naranja, por lo que las ciudades y municipios de su área de influencia están en permanente alerta.

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De hecho, como parte de esas precauciones, en las últimas horas la gobernación de Caldas ordenó la evacuación de 40 de las familias que viven en la zona de riesgo ante una posible erupción. “En el área de influencia hay 300 familias en jurisdicción alta, media y baja, [pero] al momento serán 40 las que serán evacuadas como una medida preventiva”, explicó el gobernador Luis Carlos Velásquez.

Uno de los parámetros que tienen las autoridades para establecer en qué está el volcán es su grado de sismicidad, que resulta sobrecogedor si se tiene en cuanta el número de temblores que se llegan a registrar en un solo día.

El volcán “continúa en niveles altos de actividad; esa sismicidad no se ha reducido. Ayer tuvimos más de 10.000 sismos en un solo día. Eso indica que el estado de actividad sigue siendo muy alto y la probabilidad de una erupción en términos de días o semanas se mantiene”, explicó John Macario Londoño, director técnico de geoamenazas del Servicio Geológico Colombiano, en Caracol Radio.

Incluso, el funcionario agregó en ese medio que en una sola hora pueden ocurrir 600 sismos. “Puede bajar a 200, y eso es cíclico, fluctuante, pero se mantienen en un nivel alto por encima de los que sería un volcán tranquilo con una actividad normal”.

“Lo que sí se ha visto es un leve incremento tanto de la energía que se está liberando (de hecho, se sintió uno ayer de 3,1) y la cantidad de ceniza que está saliendo”, agregó Londoño en la frecuencia radial. “Los sismos, dependiendo de su magnitud, generan diferentes movimientos. Por ejemplo, ese sismo de magnitud 3,1 se siente como si estuviera pasando un tractor o un camión grande cerca de la casa: vibra, pero no es tan fuerte”.

También explicó que los sismos que se producen en esta zona volcánica son debajo del volcán a dos o tres kilómetros de profundidad y son muy distintos a los que causan las fallas tectónicas, que pasan, por ejemplo, en Santander, en La Mesa de los Santos, o los que se sienten en el Eje Cafetero a veces o en el Pacífico.

¿Qué elevaría a alerta roja en el Nevado del Ruiz?

“[Los temblores] Son de naturaleza distinta; generan las mismas ondas sísmicas, pero tienen orígenes diferentes”, precisó el funcionario en ese medio. “La sismicidad está localizada al suroccidente del cráter, a unos dos kilómetros del cráter. Suceden también en el cráter, pero la gran mayoría están al suroccidente. Eso está indicando que hay un magma que se está moviendo del suroccidente hacia el cráter”.

“De manera que un indicativo de que pueda aumentar [la factibilidad de] una posible erupción es que esos sismos se vayan acercando más y más al cráter”, continuó el director técnico de geoamenazas en Caracol Radio. “Pero eso no es necesariamente el único parámetro. Es uno de los que puede estar indicando esa proximidad [de una erupción]”, subrayó.

Añadió que lo que está pasando ahora es que hay más desestabilización en el cráter por la desgasificación y la expulsión de ceniza. “Los sismos no han migrado de una manera contundente y clara, están todavía estancados a dos kilómetros del cráter”, precisó.

Es ese nivel de actividad el que se ha catalogado por las autoridades como naranja, “que implica que hay una probabilidad mayor de una erupción en términos de días o semanas”, dijo, y añadió que “eso quiere decir que no necesariamente tiene que ocurrir una erupción, sino que la probabilidad de que ocurra aumenta dado el nivel de inestabilidad que tiene el volcán”.

“Por eso, tenemos que estar monitoreándolo muy en detalle, con mucha precisión, de manera que, si hay cambios en esos parámetros que medimos que nos puedan indicar que hay una erupción inminente, pues cambiaremos a rojo. Si no, ese nivel se va a mantener por semanas”, continuó el experto.

También aclaró que al nivel rojo se llegaría “no porque aumente el número de sismos, sino por la aceleración de esos procesos”.