La investigación por este caso la asumió el grupo Antiterrorismo de la Policía Metropolitana, que en una primera fase de indagación descubrió que un exmilitar está detrás de la comercialización irregular del material exclusivo para confeccionar los uniformes, de acuerdo con Semana.

Una fuente humana hizo la denuncia y de inmediato los investigadores se trasladaron hasta el barrio Centenario, en el sur de la ciudad, en donde encontraron un local que recibe y almacena rollos y sobrantes de tela. Incluso, agrega ese medio, “determinaron que los soldados bajan de un camión del Ejército bultos con retazos remarcados para los uniformes”.

El local “era propiedad del sargento retirado del Ejército” que, según la revista, tiene antecedentes de transportar ese material. Ahora, las autoridades señalan que aparentemente alteraba las actas de entrega de las sobras de tela y reportaba cantidades muy inferiores.

Además de encontrar que varias de estas prendas se revenden en los alrededores de los batallones, “buena parte de las telas son enviadas por empresas de mensajería y van a parar al Meta, Guainía y Guaviare, zonas de influencia de las Farc y otros grupos ilegales”, agrega el informe.

Además, dice, en la audiencia de judicialización el exsargento “señaló a un alto oficial”, y aunque no dio el nombre los investigadores sospechan que tras el negocio habría involucrados más militares.

Esta situación es delicada ya que en los últimos meses en Bogotá la Policía ha descubierto que hay bandas delincuenciales que usan prendas de las Fuerzas Armadas para cometer asaltos, como ocurrió en el falso allanamiento a una vivienda en Modelia que registró Noticias Caracol.