Se trata de Salento —el pueblo más antiguo de Quindío— y uno de los más visitados del departamento, pues es la puerta para llegar a mágicos lugares del Eje Cafetero, como el Valle del Cocora.
La constructora Márquez y Fajardo lidera la iniciativa de construir un teleférico en el municipio, proyecto que ya pasó la etapa de prefactibilidad y que entrará en la de factibilidad en dos meses, indicó el ingeniero Hernando Márquez, vocero de la compañía, según la Crónica del Quindío.
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Los líderes del proyecto se han reunido con la gobernación y la Alcaldía de Salento —agregó Márquez, de acuerdo con Caracol Radio— para avanzar en trabajos técnicos. El teleférico que se hará en Salento es una iniciativa que costará unos 70 millones de dólares, recursos que saldrán, en su totalidad, del sector privado.
El nuevo transporte aéreo del municipio quindiano irá desde la Autopista del Café hasta el casco urbano de Salento, por lo que recorrerá 3.580 metros, agregó el medio regional, y se construirá en varias etapas.
Asimismo, el proyecto también contempla hacer obras para recuperar la estructura arquitectónica de la Calle Real, preservando el patrimonio, y la creación de un sendero ambiental, para actividades ecológicas, como ciclomontañismo y avistamiento de aves.
El teleférico de Salento será eléctrico, tendrá dos estaciones, 50 cabinas y cada una tendrá una capacidad de transportar 10 pasajeros, lo que le permitirá transportar hasta 1.500 personas por hora.
¿Qué es lo más bonito de Salento, Quindío?
Elegir una sola cosa no es posible, pues este turístico pueblo parece sacado de un cuento. Su encanto radica en la combinación perfecta entre naturaleza, cultura cafetera y arquitectura colonial que cautiva a nacionales y extranjeros por igual.
Uno de los mayores atractivos de Salento es el Valle de Cocora, hogar de la palma de cera, el árbol nacional de Colombia y la palma más alta del mundo. Este valle ofrece paisajes imponentes, perfectos para hacer senderismo, avistamiento de aves y fotografía de naturaleza. Caminar entre neblinas y palmas gigantes es una experiencia que pocos olvidan.
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El mirador de Salento, ubicado a solo unos pasos del centro del pueblo, ofrece una vista panorámica del valle y las montañas circundantes. Desde allí se aprecia la grandeza del paisaje andino, ideal para quienes buscan momentos de contemplación y tranquilidad.
Además, Salento conserva su arquitectura tradicional con casas de colores vivos, balcones floridos y calles empedradas. La calle Real, su vía principal, está llena de tiendas de artesanías, cafés y restaurantes que ofrecen productos locales y platos típicos como la trucha con patacón.
El turismo también gira en torno a las fincas cafeteras, donde los visitantes pueden aprender sobre el proceso del café colombiano, desde el grano hasta la taza, en medio de plantaciones y paisajes rurales.
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