Los cuenta el periodista Juan Esteban Lewin, de La Silla Vacía, que dice haber consultado seis fuentes diferentes, unas “directas” y otras “indirectas”, que dieron sus versiones sobre un solo hecho concreto.

Ese hecho es que el investigador de Semana Ricardo Calderón tuvo listo el tema hacia mediados de abril pasado, con base en las mismas fuentes y los mismos documentos que sirvieron de insumos para el artículo que finalmente publicó Nicholas Casey en The New York Times bajo el título ‘Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles, dicen oficiales’, en el que sostiene que “ha comenzado a surgir patrón de asesinatos sospechosos y encubrimientos” en el Ejército.

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“Ha comenzado a surgir patrón de asesinatos sospechosos y encubrimientos” en el Ejército

El tema, según las fuentes consultadas por Lewin, se trató en el consejo de redacción de Semana, y hasta se habló de él “varias veces y se dijo que daba para portada”, subraya Lewin, y se pregunta “por qué no salió, cuando habría sido un éxito del periodismo investigativo como los que ha tenido Semana”.

El primer episodio contado por Lewin (de fuentes indirectas) es que en Palacio hubo una comida entre el presidente Iván Duque y los nuevos dueños de Semana —Gabriel Gilinski y María y Felipe López—. “Alguien del lado de Semana habló de la investigación. Según esa versión, el Presidente respondió que creía importante contrastar bien el tema, lo que llevó a que en Semana decidieran esperar un contraste con fuentes oficiales”. Dice Lewin. “Otras versiones dicen que en ese encuentro no se habló de la investigación”.

De acuerdo con Lewin, María López le confirmó a La Silla Vacía que “esa comida existió”, y admitió la existencia del trabajo periodístico porque le dijo a Lewin que ella “no tuvo que ver con el desarrollo editorial de la investigación”.

Las fuentes consultadas por Lewin le dijeron que, en la comida, Duque se quejó de la portada ‘Seguridad, alerta roja’, del 14 de abril, por lo cual se tensó. Por eso, “Alejandro Santos decidió aplazar la publicación [de la investigación sobre el Ejército] y contarle al Gobierno de ella, para así evitar un choque político más fuerte”, añade Lewin.

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Después de eso, el entonces secretario de Presidencia, Jorge Mario Eastman, visitó a Semana, y allí se enteró de la investigación. “Para una de las fuentes, en ese encuentro Eastman ‘termina convenciéndolos de no publicar’. Es decir, que gracias a un alto funcionario de Palacio, Semana engavetó la investigación”, sigue Lewin.

Alejandro Santos le dijo a La Silla Vacía que “después de la reunión no la engavetó [la investigación] sino que faltaba tiempo por […] verificaciones y contrastes pertinentes. Además, que las semanas siguientes tuvo un viaje fuera del país y fue el festivo del primero de mayo, lo que demoró el proceso”, revela Lewin.

Dice también Lewin que “mientras Santos esperaba datos y argumentos del Gobierno, las fuentes de Calderón se empezaron a poner nerviosas dado lo grave de la denuncia, y terminaron buscando a Nick Casey […]”, que “verificó lo que le llevaron las fuentes, redactó la nota e hizo reportería adicional”.

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López, según Lewin, le dijo a La Silla Vacía que “Semana no publicó la chiva sencillamente porque el Times ‘nos chivió’”. También asegura que Santos explicó: “Es la sana competencia entre los medios, que ayuda a que en una democracia haya contrapesos al poder. Lo importante es que la información salió a la luz”.

Pero Lewin cierra su artículo con una reflexión que no es ninguna especulación: la información sí salió a la luz, “pero no en [Semana] el medio que en el pasado lideró investigaciones tan importantes como las chuzadas del DAS, la parapolítica o la reunión clandestina de ‘Job’ en Casa de Nariño”.

En su columna de este lunes en El Tiempo, Gustavo Gómez confirma primero tangencialmente las cosas que revela Lewin en La Silla Vacía. “¿Sabía el Gobierno todo esto?”, pregunta el columnista. “[…] Eastman estaba al tanto, como reconoció a ‘La Luciérnaga’ de Caracol Radio”.

Después, va al punto: “En su momento, el entonces secretario general de Presidencia expresó su desconfianza a los periodistas de otro medio nacional que lo confrontaron con las denuncias. Amparado en cifras oficiales, Eastman dijo que se debía tener cuidado con fuentes interesadas en minar a ciertos oficiales, fruto de luchas de poder internas. La publicación se engavetó”.

Y el 5 de mayo, también en El Tiempo, Gómez ya había tocado el mismo tema en una columna dedicada a las “verdades con pinta de exitosas mentiras”. Allí ironizó: “Los falsos positivos son cosa del pasado. En ninguna unidad militar se pide a los comandantes llevar planillas de bajas, ¿cierto? Ni estimar números futuros de esas ‘neutralizaciones’, ¿cierto? Ni hay oficiales que se ven obligados a sacar la tropa a campo abierto para cumplir con este tipo de requerimientos, ¿cierto? Ni el Gobierno ha sido informado sobre la posibilidad de que alguien hubiera tenido la idea de seguir midiendo la efectividad con muertes forzadas, ¿cierto? Ni ningún medio de comunicación tiene en su poder elementos que harían pensar lo contrario, ¿cierto?”.