Los dos periódicos, en sus editoriales, se ocupan del caso de Nicholas Casey, que publicó este fin de semana el artículo ‘Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles, dicen oficiales’, en el que sostiene que “ha comenzado a surgir patrón de asesinatos sospechosos y encubrimientos” en el Ejército.

Soldado en formación

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“Ha comenzado a surgir patrón de asesinatos sospechosos y encubrimientos” en el Ejército

Entre las diferentes reacciones que desató en Colombia el texto de Casey, varias de ellas institucionales, como la del mismo Ejército, el Ministerio de Defensa y hasta del presidente Iván Duque, estuvo la de la senadora uribista, que relacionó al periodista con las Farc y hasta sugirió que pudo recibir dinero por escribir el reportaje.

Claro que El Espectador se refiere primero al ministro de Defensa, Guillermo Botero, que dijo que las fuentes anónimas deben desestimarse. “No, ministro, si hay personas dentro del Ejército temerosas de presentar quejas dando el rostro es porque no se está haciendo lo suficiente para tener un espacio seguro para las denuncias”, dice este periódico, para después ocuparse de Cabal.

“Mayor ha sido el nivel de irresponsabilidad de […] Cabal y que tuvo eco en el senador Álvaro Uribe. Salir a criticar el trabajo periodístico, no con argumentos, sino sugiriendo que Casey era cercano a las Farc, es poner su vida en riesgo y obligarlo a abandonar el país, como de hecho sucedió”, lamenta el rotativo.

Nicholas Casey

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Para ese medio, lo que dijeron Cabal y Uribe constituye “una vulneración descarada a la libertad de prensa y los valores constitucionales que como congresistas juraron defender y respetar”.

Y remata diciendo que “pelear con la prensa es la estrategia inadecuada para responder a esta situación. Enviar mensajes contundentes de rechazo a cualquier presión para fomentar el ‘conteo de cuerpos’ y el actuar torpe de nuestras Fuerzas Armadas es la verdadera solución”.

El País, por su parte, sostiene que el artículo de The New York Times “[…] antes que una ocasión para estigmatizar al periodista que realizó el informe, debe ser la oportunidad para aclarar los delicados cuestionamientos allí contenidos, lo cual redundará en el fortalecimiento de unas instituciones vitales para la tranquilidad de nuestro país”.

Si bien el diario caleño considera que “no es […] el momento para atacar a los estamentos militares ni para llevar a la picota pública al Comandante del Ejército”, también cree que “la información del New York Times no puede ser motivo para amenazar o descalificar a su autor, sino una oportunidad para demostrar la transparencia de nuestras instituciones castrenses”.