Varios escritores consultados coinciden en decir que en las regiones hay talento para escribir obras de gran factura y con historias que relaten la cotidianidad de esa otra Colombia, pero se necesita apoyo e incentivos para motivar, en especial a los jóvenes.

El regreso de la Feria Internacional del Libro y la muy activa participación del departamento del Meta, que incluye la presentación de casi 13 novedades literarias, sin contar los más de diez textos que presentan las universidades con sede en Villavicencio, ofrecen esperanza frente al movimiento literario de la región.

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Sin embargo, aunque el Meta ha potencializado a varios apasionados por la escritura, no ha sido suficiente. En los rincones de cada municipio se ocultan talentos que necesitan publicar para reconocerse, algo que muchas veces se queda solo en el impulso.

Sin la posibilidad de darse a conocer por un público ¿será que el Meta no tiene nuevos escritores?, ¿a la gente ya no le gusta escribir? o simplemente ¿no reciben oportunidades?

Según Apolinar Beltrán, reconocido escritor de Puerto López, quién ha publicado tres libros, el problema radica en que no hay interés, por ejemplo, de las casas de cultura para estimular textos nuevos en los municipios.

“Yo he publicado con apoyo del sector privado, además, cuando uno es crítico del sistema se dificulta más hallar patrocinio porque tratan de aislar las voces disidentes. Si un escritor quiere publicar debe estar cerca de los gobernantes y entonces pierde la independencia”, dice Beltrán, quien asegura que tiene otros tres libros para publicar.

Por su parte Jhon Moreno Riaño, escritor llanero quien presentó en la FilBo 2022 su tercer libro llamado ‘Llano’, coincide en decir que en la región sí hay interés por la escritura, pero lamentablemente no hay entidades que le apuesten a nuevos talentos.

“La gente sí escribe, pero me preocupa algo especialmente: hay mucha producción de poesía y poca demanda de la poesía; poca producción de novelas y narrativas. Al territorio le hacen falta espacios que incentiven la pasión por escribir y sobre todo expandir esas obras, sería importante abrir concursos de escritura departamentales o municipales”, sugirió Jhon Moreno Riaño.

El director de la Corporación Entreletras, Jaime Fernández Molano, que completa 34 años llevando obras locales a la Feria del Libro, asegura que la producción es positiva cuando se respalda el trabajo desde la niñez, quienes están en proceso de formación y son el principal motor respecto al futuro literario.

“La producción literaria que hemos mostrado en el Meta ha sido muy interesante. Son pocos los eventos que se hacen en el país con niños escritores, sin embargo, el departamento ha sido uno de los que más ha llevado niños y jóvenes a que participen de la escritura. Chicos que han publicado sus libros y logran ganar premios”, dijo Molano.

En el panorama hay otro problema que es poco visto y es el desconocimiento de los escritores para publicar sus textos. Para José Vargas, joven autor villavicense que presenta su ópera prima ‘El susurro de las tripas’ en la FilBo 2022, no hay orientación que permita mostrar parte de su trabajo en las editoriales.

“Me sorprendió el año pasado, que estuve en dos ferias del libro, noté que la gente sí escribe pero hay mucha desinformación al momento de publicar. Hay personas que desconocen el paso a seguir. Entre los problemas está que las editoriales van a la fija con autores que ya conocen y el poco estímulo con nuevas proyecciones en departamentos como el Meta”, aseguró Vargas.

Sin lectura no hay escritura

Los autores consultados también coinciden en decir que la buena literatura se logra con técnica, estructura y otros elementos que vienen con la lectura crítica como base fundamental para redactar.

Los jóvenes leen mucho, el problema es qué están leyendo y cómo lo están haciendo: es un desastre. Es como si se le diera otro uso al lenguaje, se ha diversificado el concepto de lectura y escritura. Siento que hace falta un poco de análisis crítico al momento de leer, y ver qué sucede al momento de escribir”, sostuvo el escritor Jhon Moreno.

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De igual manera, para Fernández Molano, la lectura se necesita para lograr un buen libro: “el creativo es el observador, es el que está como una esponja que se alimenta de lo que lee, como decía Gabriel García Márquez, ‘no he encontrado nada más importante que nos lleve al conocimiento como es la lectura”.

Por ahora, se espera que haya nuevos procesos que incentiven en los metenses la pasión por escribir, involucrando proyectos culturales que permitan publicar sus textos:  “Estamos luchando para tener nuevamente Gotas de Tinta y Trazos de Vida, dos concursos con aspectos culturales que fueron líderes en el país. Se alcanzaron a recibir 17.000 trabajos de pintura y 8.500 cuentos del Meta, que no tiene una población tan grande”, dijo Fernández Molano.