El proyecto de la Primera Línea del Metro de Bogotá parece necesitar una limpia con ruda a fin de año para expulsar la mala suerte, o por lo menos acabar con los tropiezos que se le han presentado en el camino.

A la contienda de egos políticos para su ejecución, se suma lo que sería una eventual demora luego de que se confirmara que el consorcio chino no logró cumplir con el cierre financiero y que los diseños estarían demorados.

Todo parece indicar que el consorcio APCA Transmetro, a pesar de haber cumplido el plazo de entrega de la documentación que soporta el cierre financiero, que se venció el pasado 29 de noviembre, no habría completado los requisitos.

Luego de identificar la falencia, la interventoría se pronunció, “realizó observaciones y solicitó complementar la totalidad de los documentos que permitan certificar dicho cierre”, señaló la Empresa Metro de Bogotá (EMB). Ante esto, agregó la compañía, se le dio un nuevo plazo al consorcio hasta el próximo 20 de diciembre, pero todo parece indicar que no sería suficiente.

Según explicó la EMB, el cierre financiero es una obligación establecida en el contrato de concesión 163 de 2019, “que consiste en acreditar, mediante la presentación de documentos financieros, que el concesionario tiene la capacidad de aportar recursos de deuda para el proyecto, por la suma de al menos $1,95 billones de pesos constantes de 2017″.

Pero esto no es lo único que afectaría al proyecto. Aparentemente, también se estaría hablando de una posible demora en la entrega de los diseños, cuyo plazo máximo (que está establecido en el contrato) es el próximo 8 de enero. La causa, en esta ocasión, sería un contratiempo que el consorcio habría tenido con la empresa encargada de realizarlos.

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Esta situación implica que el cronograma que está previsto para el 2023, en el que se establece la construcción de la primera línea a partir de enero, la cual podría ser subterránea en un tramo, se vería afectado notablemente en términos de tiempo. Pero ante esas inconsistencias y demoras, la empresa podría iniciar un proceso sancionatorio contra el contratista, lo que significaría una discusión más para el tan esperado proyecto de transporte.

Cabe resaltar que, a principios de noviembre pasado, el presidente Gustavo Petro, en reunión con la alcaldesa Claudia López, el ministro de Transporte y el consorcio chino, le solicitó a este último que en los diseños incluyeran un estudio en el que se contemplara la viabilidad de que el tramo sobre la avenida Caracas, desde la calle 1 hasta la 72, fuera subterráneo. El mandatario parece estar aferrado a esa idea desde que fue alcalde de Bogotá.

Hace un mes la Empresa Metro entregó un breve informe en el que indicaba que las obras del patrio taller que se están realizando en Bosa (iniciaron en agosto del año pasado), tienen un avance del 55,6 %. El otro punto en donde se están adelantando trabajos es en el intercambiador vial en la calle 72 con avenida Caracas, que comenzaron en septiembre de 2021. Allí hay un avance del 4,63 % y actualmente se trabaja en la construcción de los muros pantalla en el costado occidental.

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Otro de los frentes que ha tenido avances, y en los que se está trabajando desde hace cuatro años, es el del traslado de redes, que está en un 88 %. “Este frente estará ejecutado a finales de este año y le dará paso a la fase de construcción en enero de 2023″, indicó en su momento la empresa.

Al margen de la noticia sobre las posibles demoras que tendría la obra, la Empresa Metro de Bogotá señaló que “la Comisión interparlamentaria de Crédito Público del Congreso de la República decidió aplazar para este viernes el concepto único favorable para que la Nación otorgue garantía soberana a la EMB, para contratar operaciones de crédito internas y externas hasta por $7,84 billones de pesos constantes de 2021, o su equivalente en otras monedas”.

La finalidad sería poder financiar el diseño, construcción y puesta en operación de la Línea 2 del metro, además de sus obras complementarias, que impactarían de manera positiva a cerca de 2,5 millones de ciudadanos que viven en las cuatro localidades del occidente de Bogotá por donde pasará esta segunda línea.

“La Comisión debe tener en cuenta tres documentos clave para la toma de la decisión: primero, el documento CONPES 4109, que indica que la EMB tiene el respaldo de la Nación para adelantar la contratación de créditos con banca nacional o multilateral para el proyecto. Segundo, el cupo de endeudamiento otorgado a la Empresa Metro de Bogotá, por el Honorable Concejo de la ciudad, mediante el Acuerdo No. 853 de 2022 y tercero, el convenio de cofinanciación suscrito con el Gobierno nacional el pasado 4 de agosto de 2022, mediante el cual se asegura el aporte de la totalidad de los recursos por $34,9 billones de 2021″, agregó la empresa.

De lograrse dicha Garantía Soberana se garantizaría la financiación de la segunda línea, que pasará por Chapinero, Barrios Unidos, Engativá y Suba, y contará con una longitud de 15,5 kilómetros, 11 estaciones, de las cuales diez serán subterráneas y cinco se conectarán con Transmilenio y el futuro Regiotram del Norte.