Herrera apeló a la expresión castiza para manifestar su rabia, que es la de muchos colombianos, por el caso que se conoció este miércoles de la violación de una niña embera chamí, de 13 años, en Risaralda, a manos de un grupo de soldados que estaban fuera de servicio.

Primero, el abogado respondió, desde el aspecto jurídico, una pregunta que le hizo el director del programa ‘6 AM Hoy por hoy’, Gustavo Gómez, sobre lo que podría venir para los militares involucrados en el aberrante caso.

Niña indígena

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“La cadena perpetua vitalicia aprobada la semana pasada por el Congreso todavía no se puede aplicar en Colombia, porque requiere dos trámites adicionales: ser promulgada, ser objeto de publicación en el Diario Oficial; y el segundo, requiere un desarrollo legal, lo que implica modificar la actual legislación procesal penal”, explicó Herrera.

También dijo que, una vez eso ocurra, la cadena perpetua entrará en vigencia plena o se podrá aplicar. “Si estos ‘caballeros’ entre comillas podrían ser objeto de juzgamiento por la justicia o la jurisdicción indígena, desde luego que no, porque no hacen parte de esa comunidad”, agregó.

Así mismo, destacó que, “para que quede bien claro, este no es un caso que pueda conocer la Justicia Penal Militar, porque esta miserableza merece precisamente el máximo castigo, y además, esto no es un acto del servicio. Es un acto vil y cobarde. Tiene que ser investigada por la jurisdicción ordinaria, y precisamente imponiendo la mayor de las penas”.

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En ese punto, Herrera le pidió permiso a Gómez para manifestar su opinión personal. “Una vez eso, ahora permítame, Gustavo, como ciudadano impactado y dolido, porque este caso se parece, y mucho, al de Yuliana Samboní: una niña en estado de indefensión, indígena y atropellada por unos sinvergüenzas”.

“Alejándome de falsos protocolos diplomáticos, voy a decir una cosa indignado, disculpándome con usted y con la audiencia. Pero voy a tratar de utilizar la palabra castiza que mejor define a unos miserables, capaces de tamaña infamia: ¡banda de indeseables malparidos! ¡Cobardes! ¡Despreciables seres, que en regular hora pueblan este mundo para mostrarnos que hay humanos capaces precisamente de traicionar su condición!”, dijo Herrera, airado.

Y después se excusó. “Discúlpeme, y muchas gracias”.

La audiencia de la emisora quedó expectante por lo poco común del uso de palabras castizas por parte de quienes tienen la responsabilidad de los micrófonos. Pudo haber, incluso, oyentes que habrían esperado un correctivo del director del espacio informativo.

Pero no fue así. Gómez también les puso voz a los sentimientos de los colombianos y respondió así: “No, no solamente lo disculpo. Anóteme ahí en la lista con usted”.