El médico fue crítico ante la decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto en las primeras 24 semanas de gestación y, de hecho, fue reiterativo al mencionar que los doctores pueden alegar objeción de conciencia para no llevar a cabo la interrupción voluntaria del embarazo.

“Nosotros los médicos no hemos estudiado medicina para servir de verdugos. Tiene que verse el punto de vista del médico. Los médicos no estudiamos para realizar este tipo de procedimientos y se requiere el respeto absoluto de la objeción de conciencia”, indicó el médico, en diálogo con Blu Radio.

Aunque se mostró reacio a la idea, Valdivieso explicó cómo se llevaría a cabo este procedimiento e, incluso, detalló cuál es la diferencia entre interrumpir un embarazo de pocas semanas y uno de muchas semanas de gestación.

“Si hay un embarazo menor, de bajo nivel de semanas, el ginecólogo tendrá que empuñar una cureta y realizar un procedimiento donde extrae el producto del embarazo, que es un ser vivo que va a terminar su vida en ese momento. En el caso de tratarse de un niño entre las 20 o más semanas, tendrán que suministrarle un medicamento que permita hacer un infarto en ese feto y después desembarazar la madre, que es el término que se usa, extraer ese feto que antes estaba vivo”, apuntó el médico en esa emisora.

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Al ver prácticamente imposible la anulación de lo establecido por la Corte Constitucional, el médico les recordó a sus colegas que la objeción de conciencia es la única excusa que pueden usar para no llevar a cabo los procedimientos.

“La única salida que les queda a los médicos es objetar de forma individual y ese es un asunto muy importante que hay que tener en cuenta. Los médicos sabemos que la vida existe desde el momento de la concepción, nadie se puede parar a negarlo”, agregó Valdivieso en esa cadena radial.

En una línea similar a la del médico, la Iglesia católica rechazó la decisión de la Corte Constitucional y tildó la interrupción del embarazo de algo “inmoral y violento”.

“Sostener que los derechos a la vida y a recibir la protección del Estado, amparados por la Constitución (cf. art. 2. 5. 9), no lo cobijan desde el momento de su concepción, es una afrenta a la dignidad humana. Por lo mismo, tutelar el supuesto derecho a suprimir una vida humana inocente, pone en riesgo el fundamento mismo de nuestro orden social y del Estado de Derecho. El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida”, indicó la Conferencia Episcopal en una misiva.