Ocurrió en la entrevista de que De la Torre, junto a Gustavo Gómez, le hizo en Caracol Radio al padre Carlos Novoa, doctor en ética y teología y profesor titular de la Universidad Javeriana.

La primera pregunta punzante la hizo Gómez, quien quiso saber la visión del padre acerca del concepto teológico del pecado y si una mujer que aborta podría ser considerada pecadora.

“Cada caso es cada caso. Yo no puedo estigmatizar a ninguna persona sin conocerla. La mayoría de las personas abortan porque no les queda otra alternativa. Entonces en esas situaciones que son muy frecuentes que se nos presentan muchísimas veces a los sacerdotes, la actitud tiene que ser de misericordia, de acogida, de ayuda, y sobre todo de buscar que esta niña o esta joven o esta adulta, no vuelva a tener que caer en esa tragedia”, detalló Novoa en esa emisora.

Posteriormente, De la Torre hizo la pregunta más comprometedora de todas. Ella quiso saber si, bajo el concepto de la Iglesia, una mujer que aborta va al cielo o al infierno. (Vea también: Colombia está en el ‘top’ 5 de países que permiten el aborto con mayor plazo de gestación).

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“El juicio último sobre las personas queda en manos de Dios. La responsabilidad máxima o mínima de una mujer depende de muy diferentes factores que hay que analizar y que en última instancia ellas deciden en conciencia. Yo, como pastor, no puedo ser un juez inmisericorde. Un pastor ante todo acoge, comprende, consuela y ayuda a que eso no vuelva a suceder”, indicó el padre en esa cadena radial.

Iglesia católica no fue tan conciliadora como el padre Novoa

La Conferencia Episcopal de Colombia emitió un duro comunicado en el que expresó su “perplejidad” ante la nueva decisión sobre el aborto en el país.

Horas después de que la Corte Constitucional aprobara la despenalización del aborto en las primeras 24 semanas de gestación, la Iglesia católica mostró su indignación con un fuerte comunicado.

“Sostener que los derechos a la vida y a recibir la protección del Estado, amparados por la Constitución (cf. art. 2. 5. 9), no lo cobijan desde el momento de su concepción, es una afrenta a la dignidad humana. Por lo mismo, tutelar el supuesto derecho a suprimir una vida humana inocente, pone en riesgo el fundamento mismo de nuestro orden social y del Estado de Derecho. El aborto directo es un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida”, indicó la Conferencia Episcopal en la misiva.