Este concepto, según Caracol Radio, indica que quienes tengan estos grabados en sus cuerpos “pueden ser señaladas como personas que hacen parte de grupos que pueden ser vistos como inferiores o inaceptables”.

El texto señala:

“Tomando en consideración los planteamientos socioculturales sobre los cuales se connota el tatuaje como una muestra de transgresión social. […] Su práctica rompe con preceptos sociales y en algunas estructuras sociales, como en los barrios marginales, el tatuaje se identifica con vagancia, drogadicción, libertinaje o desempleo”.

Además, cita un fragmento de un estudio que está mal contextualizado, pues en realidad es la tesis de grado de la doctora Sandra Patricia Rueda Fajardo.

“[…] Este tipo de estigmas los portan los pobres, cargan diversos atributos, rasgos, condiciones que conllevan como resultado que este grupo sea visto como inferior o inaceptable, lo que incuestionablemente permite determinar que los patrones socioculturales mayoritarios tienden a la percepción del tatuaje como un elemento que demarca situaciones de delincuencia, ocio y antivalores”.

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Además, en la institución, causó polémica un análisis que se está haciendo del “personal que presenta tatuajes visibles en su cuerpo” porque esto “desvirtúa, sin lugar a dudas, el decoro y la pulcritud que [un policía] requiere” cuando está portando el uniforme.

La orden de ese análisis llegó desde la Secretaría General y la hizo efectiva el inspector de la Policía, general Óscar Atehortúa.

La emisora asegura que varios policías hablaron con sus periodistas y les expresaron su incomodidad por la estigmatización con la “vagancia y drogadicción” que están haciendo a quienes tienen tatuajes.

Según un experto constitucionalista consultado por el medio, si este documento es “de un órgano autorizado, sería abiertamente violatorio de la Constitución” porque desconoce el derecho del libre desarrollo de la personalidad. La Policía no quiso referirse al tema.

Este es el texto completo: