El presidente Gustavo Petro acaba de prorrogar el cese al fuego por seis meses con las disidencias de las Farc llamadas ‘Estado Mayor’ y avanzó en lo que se denominan diálogos socio-jurídicos con la estructura ilegal ‘Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta’, cuyo origen es la banda ‘los Pachenca’. Estos dos procesos, incipientes aún, son lo que tiene más consolidado dentro de su idea de “paz total”, es lo que tiene para mostrar, por lo que los cuida con el mismo esmero de quien intenta prender un fuego y ante la primera chispa coge entre sus manos la yesca y sopla delicadamente para hacerla encender.
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El cuidado con estos intentos de diálogo es imperativo para el mandatario: el Eln dinamitó (como en otras ocasiones con otros gobiernos) en Arauca el proceso que se adelantaba con esa guerrilla y, aunque no lo destruyó por completo, lo dejó en un moribundo estado de suspensión. Se han vuelto a ver señales de reanimación, pero eso tardará. Y con las disidencias de las Farc que encabeza Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, conocidas como ‘Estado Mayor Central’ (Emc), la situación es peor porque no hay ningún tipo de diálogo y, por el contrario, contra esa organización se adelanta una guerra abierta para debilitarla o desalojarla del cañón del río Micay en el Cauca.
Disidencias de las Farc están atomizadas
El tiempo corre y sobre el mandato del presidente Petro ya empieza a ponerse el sol. Le quedan menos de dos años de gobierno y su promesa de “paz total” (ambiciosa desde su misma denominación) no será tal si no consigue acuerdos con todos los actores armados que provocan diferentes tipos de violencias en Colombia. Total significa general, universal y que lo comprende todo en su especie. Así la entiende el país, y así la pide. Una tarea dispendiosa si se observa que, por ejemplo, las disidencias de las Farc han venido sufriendo un proceso de atomización (de las disidencias han surgido otras disidencias) que ha complicado la negociación.
Del acuerdo que se adelantó con el grupo madre, las Farc originales, se separaron las primeras disidencias que no quisieron sentarse a la mesa con el gobierno de Juan Manuel Santos. Esas disidencias son las que hoy se denominan Emc, encabezadas por alias ‘Iván Mordisco’, y que delinquen principalmente en el Cauca y otras zonas del suroccidente, aunque ahora buscan derivar hacia Tolima y Huila. Con esa estructura, el Gobierno del presidente Petro suspendió el cese al fuego en marzo de este año después del asesinato de varios líderes indígenas y hasta ya consideró en los últimos días bombardearla, una táctica que hasta ahora había desestimado.
De las disidencias de las Farc ‘Estado Mayor Central’ se desprendieron, a su vez, las disidencias que ahora se llaman solo ‘Estado Mayor’, encabezadas por Alexánder Díaz Mendoza, alias ‘Calarcá Córdoba’, y Carlos Eduardo García Téllez, alias ‘Andrey Avendaño’, expulsado en junio pasado de la JEP por haber desertado de los acuerdos de 2016, pues, pese a haber sido amnistiado, volvió a las armas. Con el ‘Estado Mayor’ sí avanzan los diálogos, por lo que el Gobierno decidió extender por seis meses el cese al fuego bilateral que mantienen desde hace un año.
Según datos del Ejército Nacional, el ‘Estado Mayor’ consta de 16 estructuras con alrededor de 1.720 unidades. Lo integran los bloques ‘Magdalena Medio Gentil Duarte’ y ‘Jorge Suárez Briceño’, del que hace parte la estructura ‘Raúl Reyes’. Delinquen en el Catatumbo (Norte de Santander), el Magdalena Medio (Antioquia y sur de Bolívar), Caquetá, Guaviare y Meta, y avanzan con un buen grado de coordinación en los diálogos en los distintos ciclos que se han llevado a cabo.
En cambio, la disidencia que no está en cese al fuego (el Emc) —ha explicado en distintos escenarios Camilo González Posso, jefe negociador del Gobierno para esos diálogos— es una coordinación “bastante horizontal”, porque alias ‘Iván Mordisco’ realmente “no tiene jefatura sobre las estructuras ‘Jaime Martínez’, ‘Carlos Patiño’ y ‘Dagoberto Ramos’, todas estas denominaciones que actúan con mucha autonomía cada una de ellas”.
Semejante panorama hace aún más complicado un proceso de paz con la disidencia Emc. González Posso también ha explicado que esas dos disidencias sufrieron un proceso de distanciamiento porque, entre otras cosas, los del Cauca (el Emc de alias ‘Iván Mordisco’) no querían aceptar los acuerdos sobre transformaciones territoriales con presencia de fuerza pública. “La decisión de ‘Iván Mordisco’ de romper con ‘Calarcá Córdoba’ [jefe del ‘Estado Mayor’] e irse con los del Cauca es de conveniencia de él, de aliarse con el polo más numeroso de efectivos armados de estas disidencias”, ha dicho González Posso.
Esas transformaciones territoriales son uno de los elementos más novedosos que introdujo el modelo de negociaciones que intenta el Gobierno del presidente Petro con las disidencias. Su propósito es darle un sentido a la construcción del acuerdo de paz con acuerdos parciales. Es una estrategia sin antecedentes en procesos de negociación, de solución política, pues, por ejemplo, en las negociaciones con las Farc, la condición que marcó esas conversaciones fue que nada estaba acordado hasta que todo estuviera acordado y las transformaciones que se pactaron se dejaron para el posconflicto.
En el proceso que se intenta mantener con el ‘Estado Mayor’ se ha señalado la importancia de ir aplicando los acuerdos parciales, de tal forma que se lleven transformaciones a las comunidades y alivios para sus condiciones de vida, acompañado de la disminución radical de violencias por observancia estricta de las normas de respeto a la población civil en condiciones de cese al fuego. Se trata de hacer realidad la experiencia inédita de ir construyendo la transición al posconflicto en medio de las conversaciones de paz; ir integrando la institucionalidad con las comunidades en los territorios más afectados por el conflicto armado y que los actores violentos se vayan incorporando en nuevas realidades económicas, sociales y políticas de acuerdo con lo que se va pactando.
Por último, está la otra disidencia de las Farc, la ‘Segunda Marquetalia’, encabezada por Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, que habiéndose acogido al Acuerdo con las Farc en 2016, desertó y decidió retomar las armas. Con esta estructura el Gobierno avanza en un diálogo que aún está crudo.
Gustavo Petro también busca procesos con bandas criminales
Al lado de esta compleja perspectiva está el capítulo con estructuras delincuenciales con las que no se podrán llevar a cabo negociaciones de paz, sino procesos de sometimiento a la justicia. Entre las más importantes, de ascendencia paramilitar, está el ‘Clan del Golfo’, que también se hace llamar ‘Autodefensas Gaitanistas de Colombia’, y con la que el proceso no arranca pese a que el abogado de esa organización, Ricardo Giraldo, le envió una carta al presidente Petro asegurando que ese grupo armado ilegal está listo para conversar con el Gobierno pese a lo que, según él, son desaires desde la Casa de Nariño.
Por otra parte está la banda de ‘los Pachenca’, que se autodenomina ‘Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta’. Para avanzar con esta última, el Gobierno nombró como gestores de paz a sus tres máximos jefes: Carmen Evelio Castillo, alias ‘Muñeca’; César Becerra, alias ‘Camilo’, y Norberto Quiroga, alias ‘Beto’ o ‘5.5’.
Los prontuarios y los perfiles de estos tres beneficiados han provocado una fuerte reacción entre los colombianos. Otros también entienden esto como parte del esfuerzo del presidente Petro por lograr su “paz total”. Todos, sin embargo, ven cómo se le agota el tiempo y apenas si tiene entre las manos unos cuantos procesos de paz y diálogos socio-jurídicos que le darían, si tuvieran éxito, para hablar de una paz parcial.
Pero todos los grupos armados también juegan con esta necesidad del mandatario de mostrar resultados en quizá la más importante iniciativa de su Gobierno, y elevan sus apuestas pues buscan vender bien cara su participación en los diferentes procesos. Por eso, organizaciones como el Eln y el Emc se muestran poderosas y retadoras. Con ellas el presidente Petro no ha podido hacer surgir todavía una chispa más o menos estable que encienda por completo su idea de “paz total”.