En 2014, por solicitud presidencial, el grupo de reductos paramilitares ‘Los Urabeños’, hoy ‘Clan del Golfo’, pasaron a llamarse ‘Clan Úsuga’. Una decisión acertada, dado que se trata del apellido de una familia que, según un reciente fallo de extinción de dominio, realizó reiteradas maniobras para limpiar miles de millones del dinero del narcotráfico.

Para ello, se apoderó de decenas de predios rurales en el Urabá antioqueño y se infiltró a lo largo y ancho de Medellín. Este año, por orden del Juzgado Primero de Extinción de Dominio de Antioquia, 51 bienes fueron incautados y la investigación reveló detalles de la estrategia de todo un clan familiar por atesorar plata mal habida.

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‘Otoniel’: estrategia para lavar dinero

La Fiscalía presentó un informe de Policía Judicial en abril de 2014 que terminó en una macroinvestigación con fines de extinción de dominio. Desde ese año, se realizó un rastreo de bienes muebles e inmuebles que pertenecieran a la familia Úsuga y a sus testaferros: aquellos ciudadanos a quienes criminales les asignan propiedades a su nombre. La investigación dio con personas de profunda cercanía a Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, como sus padres, hermanas, su cuñado, una sobrina, una prima y, por otro lado, familias de cercanos al ‘Clan del Golfo’.

Juan de Dios Úsuga Orrego es el papá de quien llegó a ser el hombre más buscado del país: Otoniel’. Por orden judicial, acaba de perder una cuenta Bancolombia y cinco predios rurales en Necoclí (Antioquia), adquiridos entre 2009 y 2011, en pleno centro de operaciones del Clan. Las autoridades supieron de él en 2013, pues estaba en la misma casa donde fue capturada la extraditada Nini Johana Úsuga, hermana de Otoniel’, cuando estaba a punto de ser judicializada por administrar los bienes de su familia y sus aliados.

La investigación sobre el papá de Otoniel’ revela que hasta 2004 solo era propietario de un predio rural en Turbo (Antioquia), que le fue adjudicado por el Incora. Es decir, tal es el origen campesino de los Úsuga que fueron beneficiaros por la reforma que buscaba entregarle predios de la Nación a labradores sin tierra. La defensa judicial de don Juan de Dios no pudo probar de donde salió la plata para adquirir sus bienes y, por tanto, el juzgado concluyó que fueron adquiridos con dineros del narcotráfico.

A la misma conclusión se llegó sobre los bienes de doña Ana Celsa David de Úsuga, quien también perdió una cuenta en Bancolombia, una cuenta en Caja Social, un lote en Carepa (Antioquia) y un lujoso apartamento, con su respectivo garaje, en el barrio Robledo en Medellín. La madre de Otoniel nunca reportó actividades comerciales u obligaciones bancarias que acreditaran cómo llegó a tener tantos bienes. David de Úsuga aseguró dedicarse a actividades agrícolas y ganaderas.

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Hasta hace unos días, Didier Geovanny Grisales era el propietario de una cuenta en Bancolombia y un predio rural en la vereda batea, del municipio de Guarne (Antioquia). Se trata del esposo de Nini Johana Úsuga, alias La Negra. El juzgado no le creyó a su defensa judicial cuando aseguró que Grisales estaba inocente de todas las actividades de su esposa. Tampoco pudo justificar como llegó a tener millones para adquirir su finca en 2013 y se encontró que sus movimientos bancarios eran casi nulos hasta cuando se hizo propietario del predio rural.

Las otras hermanas de ‘Otoniel’

Aunque a Nini Johana Úsuga se le encargó hacer las matemáticas y distribuir los bienes producto del narcotráfico del Clan, todo indica que todas las hijas de don Juan de Dios y doña Ana Celsa se aprovecharon del negocio familiar. María Rubiela Úsuga, perdió un lote en Necoclí. A Ana Dilma Úsuga le fue mucho peor, pues no pudo demostrar haberse enriquecido de forma legal con una cuenta en el Banco Agrario, un lote en San Pedro de Urabá, dos motos Yamaha y un lujoso apartamento en el barrio Los Colores, con su respectivo parqueadero, en Medellín.

Ana Dilma Úsuga fue quien mejor intentó soportar sus cuentas. Allegó documentos en los que probaba tener plata en los bolsillos producto de venta de ganado, lecha y hasta bebidas embriagantes. Sin embargo, entre la letra y la realidad no hubo pruebas. “Esta Judicatura encontró que el registro de las actividades comerciales de la afectada, se dio con posterioridad al origen de la multicitada banda criminal, que data del año 2007, y durante el periodo de su consolidación a través del desarrollo de diferentes actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico”, señaló.

Un trabajo doméstico

Curiosa es la historia de Carmen Cardelia Castellano, quien para 2013 estaba vinculada al régimen subsidiado de salud, y de repente aparecía a su nombre un apartamento entonces avaluado en $200 millones, con su garaje, en la exclusiva zona de Laureles, en Medellín. Se trataba de la empleada del hogar de Nini Johana Úsuga, quien nunca pudo probar como logró tener su vivienda propia. Tan cercana era a La Negra, que cuidaba de su hija, es decir, una sobrina de Otoniel. De hecho, cuando la Fiscalía allanó el apartamento, encontró que Castellano nunca hizo su hogar allí, sino que en el lugar vivía Luz Mariela Úsuga, otra de las hijas de don Juan de Dios y doña Ana Celsa.

El negocio de Harlison Úsuga Úsuga

Harlinson Úsuga, alias Orejas, es un prisionero colombiano en Estados Unidos, quien es primo de alias Otoniel y quien durante la expansión del Clan del Golfo en el Urabá trabajó como coordinador de finanzas y narcotráfico internacional. Además, es el protagonista de un gangazo del cual resultó beneficiado Joaquín Orlando Gómez. Ambos, en 2010, compraron 10 predios rurales en Turbo (Antioquia) por la ridícula suma de $90 millones. De esa feria de las fincas, que ahora quedarán en manos del Estado para su administración, participó también Guillermo de Jesús Granada.

El proyecto familiar de los Gómez David

Entre quienes perdieron sus propiedades, por su relación con el narcotráfico, están Joaquín Orlando Gómez y su pareja Lody Amparo David, quien es prima de Nini Johana Úsuga. El primero, es nada más y nada menos que alias Joaco, quien por años fue el encargado del “el almacenamiento, conservación y custodia del dinero proveniente de la ejecución de actividades ilícitas por parte de dicha estructura armada”. De su nombre ya no será una cuenta bancaria y un predio rural en la vereda Las Cañas de Turbo.

En ese mismo municipio, Lody Amparo David estaba bendecida con dos predios rurales adquiridos entre 2010 y 2012. Además de ello, perdió una moto Honda de alto cilindraje. La Fiscalía, además, se percató de que la hija de alias Joaco y Lody Amparo David, Ana María Gómez David, con apenas 23 años ya disfrutaba de un gran apartamento, con su respectivo garaje y cuarto útil, en el edificio Barú, en el barrio Los Colores de Medellín.

Un caballo electrocutado

Los hermanos Julián Enrique y Sebastián Mauricio Uribe Villamizar también tuvieron las de perder tras el trabajo de investigación de la Fiscalía. Ambos eran propietarios de un predio rural en la vereda Santa Ana de Rionegro (Antioquia). Además, comparten ser hijos de Rafael Uribe Nieto, procesado con el alias de El Flaco, miembro del Clan del Golfo, y capturado en 2013 en un allanamiento al edificio Ibiza, en el barrio Laureles de Medellín. Aquella vez, se incautaron maquinas selladoras de plástico, calculadoras, una maquina contadora de billetes, documentos y millones en efectivo.

Llama la atención que alias El Flaco recobró su libertad en diciembre de 2013, a través de una orden falsa de un juzgado. Esa fue la misma estrategia que utilizó La Negra para quedar libre de una cárcel de Antioquia, en 2014. Los hijos de El Flaco debían demostrar la legalidad de un bien que costó $200 millones. Su defensa aseguró que ellos no tenían nada que ver con las actividades de su padre y que incluso su abuelo les regaló hace años $160 millones. Que se dedicaron a criar ganado y caballos. Dijeron que en 2008 uno de sus equinos, el gran Trampero, se electrocutó y por esa perdida la entidad Previsora Seguros les dio $15 millones, que abonaron a la finca en Rionegro.

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