La suma ascendía a 1.000 millones de pesos cada dos meses y los malos manejos se registraron entre 2012 y 2017. Así lo confesaron diez integrantes del CGFM a los investigadores, que además detallaron cómo operaban y la forma en que se repartían las altas sumas de dinero con sus superiores inmediatos, informó Semana.

Según la revista, en la investigación se encontró que los oficiales “inventaban fuentes a las que había que pagarles por supuestas informaciones”. Es decir que supuestamente reclutaban informantes que les entregaban datos de inteligencia a cambio de millonarias sumas mensuales.

Uno de esos casos es el de un capitán que afirmó conocer a la hija de un supuesto militar de un país vecino que le entregaba información sobre la frontera. Los jefes de ese uniformado “en ese momento aprobaron su ‘misión’ y el dinero quedaba en sus bolsillos cada 30 días. El capitán presentaba unos informes falsos con los datos confidenciales que supuestamente le suministraba esa ‘fuente’. La reciente investigación descubrió que todo era una farsa, y la fuente sencillamente nunca existió. Por otra parte, los informes estaban basados en datos e información hábilmente obtenida en internet”, señaló Semana.

Adicionalmente, la operación ilegal de estos oficiales era tan cuidadosa que falsificaban documentos con personas reales para justificar la salida de ese dinero del CGFM y poderlo repartir entre ellos. “Los nombres y las firmas efectivamente correspondían a ciudadanos de allá [un país vecino] a quienes les hacían firmar y poner su huella en documentos en blanco a cambio de unos pocos pesos”, agrega el medio.

Entre tanto, los suboficiales que intentaron denunciar esas irregularidades fueron enviados a lugares apartados y zonas selváticas del país, mientras “una decena de oficiales y suboficiales consiguieron por esta vía grandes capitales y lujosos bienes, muchos de los cuales están a nombre de familiares y testaferros”, informa la revista.

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En diciembre de 2017, Semana hizo esta denuncia y afirmó que estos oficiales también recogían información y la utilizaban con fines electorales o, incluso, para poner en riesgo la seguridad nacional. “Durante varios meses, un oficial del CGFM entregaba a los venezolanos a cambio de dinero los reportes diarios de todas las operaciones aéreas de las aeronaves de las Fuerzas Militares y la Policía. Lo cual, claramente, configuraría el grave delito de traición a la patria”, agregó el medio.

Uno de los responsables de estas acciones le contó a la revisa que además hacían labores de inteligencia contra oficiales de varias fuerzas: “Les escarbaban todo. Les buscaban novias, mozas o lo que fuera para tener con que pisarles la cola en caso de algún problema o para tener herramientas para chantajearlos, a fin de que, por ejemplo, no investigaran equis cosa o apoyaran la adjudicación de un contrato, etcétera. Si no encontraban nada, filtraban anónimos. Un anónimo a veces es más efectivo que una bala”.

Entre tanto, el CGFM en un comunicado, informó que las investigaciones se han “adelantado de manera conjunta con otros organismos de control del Estado” para “garantizar la transparencia en las actuaciones”. Adicionalmente, aseguró que los “hallazgos significativos” que han encontrado hasta el momento se entregarán a las autoridades competentes para “que a través de procesos judiciales y administrativos determinen la responsabilidad de los oficiales y suboficiales involucrados en dichos actos”.