
Como se había advertido, una segunda ola migratoria de venezolanos hacia Colombia estaría ya en marcha, anunciada antes por una eventual victoria de Nicolás Maduro en las elecciones y acelerada ahora por los niveles de represión a los que está llegando el régimen para acallar las voces que protestan contra el fraude que dio como ganador a Maduro.
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El primer departamento en sentir esos nuevos migrantes, como es natural, es Norte de Santander, cuyo gobernador, William Villamizar, aseguró que “la situación se complica cada día y ya empiezan a observarse unos primeros conatos de movimiento”. También advirtió en Caracol Radio que “posiblemente en los próximos días se puedan generar mayores dificultades”.
“Hay preocupación del Gobierno Nacional por lo que pueda suceder, y se están dando ya unos primeros pasos en lo que puede ser un preparativo más amplio, no solo aquí en la zona de Norte de Santander, sino también en los otros departamentos que limitan con Venezuela”, agregó Villamizar en el mismo medio, que aseguró que las autoridades modificaron la alerta amarilla a naranja ante una eventual salida masiva de venezolanos de su país.
En Norte de Santander, la ola de migración la recibirían inicialmente los municipios de ese departamento fronterizos con Venezuela (El Carmen, Teorama, Convención, Tibú, Puerto Santander, Cúcuta, Villa del Rosario, Ragonvalia, Herrán y Toledo). Pero también, los 10 municipios limítrofes de La Guajira, los siete del Cesar, uno de Boyacá, cuatro de Arauca, tres de Vichada y uno de Guainía.
El éxodo no habría comenzado aún en forma pues algunos venezolanos todavía creen que la presión internacional sacará a Maduro, que se atornilla al poder pese a haber perdido las elecciones según las actas de votación publicadas por la líder opositora María Corina Machado y que el régimen se resiste a mostrar.
Pero los días pasan y Maduro, reconocido como ganador por otros regímenes como Rusia, China, Siria, Cuba y Nicaragua, y beneficiario de la bala de oxígeno que le entregaron los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de México, Andrés Manuel López Obrador, ha arreciado la represión no solo contra figuras relevantes de la oposición, sino contra ciudadanos del común acusados de participar en las protestas.
En las últimas horas se conoció el secuestro de María Oropeza, coordinadora del partido Vente Venezuela en el estado de Portuguesa. Ella grabó la manera como agentes del régimen vulneraron con violencia la puerta de su casa y luego se la llevaron sin que hasta este jueves por la mañana se conociera su paradero. La difusión de videos como este les muestra a los venezolanos la suerte que pueden correr si son señalados como opositores.
De hecho, a gritos, frente a una multitud en un balcón del palacio de gobierno, Maduro clamó en las últimas horas: “¡Vamos por ellos!”. La cabeza del régimen da cuenta de más de 2.200 detenidos vinculados con protestas contra su cuestionada reelección, denunciada como un fraude por la oposición.
Pero ahora entró en una nueva dinámica de represión aplicando el terror. Pide a sus seguidores delatar a sospechosos de “actos violentos” en las manifestaciones, a los que llama “terroristas”. Pese a críticas de activistas de derechos humanos, una aplicación móvil para gestionar planes sociales y una línea telefónica de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) fueron habilitadas para hacer denuncias anónimas.
“Hay que hacerse respetar en el barrio”, dijo Maduro en el palacio Miraflores. “¡Háganme la denuncia de los delincuentes fascistas para irlos a buscar! ¡Voy a proteger al pueblo calle por calle, barrio por barrio!”, vociferó. La situación se hace cada vez más insoportable para los venezolanos que ven el exilio como la única salida ante la fuerte represión.
“El miedo como control social”
En los calabozos de la Policía Nacional en Caracas, una mujer esperaba noticias de su hermano, capturado tras una protesta en una barriada popular. “Se quedó con unos amigos en una panadería” tras una marcha “y llegó la policía y se los llevó”, relató a la AFP, pidiendo reservar su nombre.
“Van incluso a sacar a la gente de su casa, a quitarle los teléfonos para ver qué tienen en contra del gobierno”, alertó. “Fueron casa por casa tocando la puerta […] Ya nos da miedo hacer declaración, nos da miedo que nos paren en la calle”.
La ONG Foro Penal, que defiende a “presos políticos”, denuncia masivas detenciones arbitrarias y reporta más de un centenar de menores de edad arrestados. “Hay casos en los que las personas han sido arrestadas no mientras estaban manifestando ni mientras estaban en la calle, sino tarde en la noche en sus casas, y aparentemente esas detenciones son producto de delaciones […], generalmente en zonas muy humildes”, declaró a la AFP Gonzalo Himiob, vicepresidente de Foro Penal.




Es “la instauración del miedo como herramienta de control social”, sentencia este abogado.
El régimen también habilitó una pestaña en la aplicación móvil con la que gestiona planes sociales, VenApp, para denunciar a “guarimberos” (manifestantes en bloqueos de calles). “¡Denúncialo!”, llamó un presentador de la televisión estatal en un video que promocionaba esta iniciativa: “¿Ya viste que puedes denunciar al fascista, al guarimbero, al terrorista?”.
La aplicación fue bloqueada en las tiendas de Google y Apple y posteriormente inhabilitada. Maduro, no obstante, aseguró que “más de 5.000 amenazas” reportadas por esa vía eran “atendidas”. La DGCIM habilitó en paralelo una línea telefónica para denuncias. “Operación Tun Tun apenas comienza”, advierte en redes sociales.
‘Tun tun’ hace referencia al sonido de la puerta al ser tocada por la autoridad, en una frase acuñada por el poderoso líder chavista Diosdado Cabello. Activistas denuncian que grupos en plataformas de mensajería también son empleados para delaciones.
El temor también se refleja en el impulso de borrar el contenido de un celular para que nada sea considerado sospechoso en una requisa. Cualquiera podría ser delatado, y detenido.
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