Según contó Wendy Saray Osuna, en entrevista con El Regional, el escándalo que se armó por la denuncia sobre la supuesta venta de carne de perro en el restaurante ‘China town’ se habría originado por una confusión de animales.

Esto, dijo, luego de que circularan unas fotos en redes sociales que aunque sí fueron tomadas en ese sitio, no corresponden a la realidad.

“Acá no se consume carne de perro ni se le echa al arroz chino […] Las fotos efectivamente fueron acá. La persona estaba arreglando dos camuros que se compraron acá en San Gil, en la plaza de mercado. Se compraron para un evento que hubo y ellos quisieron dar un plato típico de la región”, aseguró la mujer, en el medio local.

Como en las fotos que difundieron en redes aparece un hombre pelando al animal con candela, Osuna Ríos explicó que así lo preparan allá “para quemar el cuero y que el sabor” sea mejor. “Es una costumbre oriental”, agregó.

La joven dijo que del plato que prepararon les quedó parte de una pierna del animal, y que como la tienen refrigerada eso fue lo que encontraron las autoridades en el momento de la inspección.

Además, desmintió que los funcionarios que adelantaron el procedimiento se hayan llevado alguna muestra de esa carne. “No se llevaron nada. Entonces, no es cierto que estén investigando las muestras porque no tomaron nada”, aseguró la mujer en el noticiero.

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Como el camuro es un animal cuadrúpedo con un aspecto muy parecido a la oveja o al cabro, según explicó TvAgro; y en Santander es común encontrarlo en el menú, es allí en donde la joven cree que se dio la confusión.

Tomado de Tv Agro
Imagen de un camuro / Tomado de Tv Agro

Por eso, Osuna Ríos se fue hasta el sitio de la plaza en donde le vendieron los dos animales para mostrar que lo de su restaurante no es carne de perro, sino un alimento exótico.

“El dueño del restaurante me pidió dos camuros, y yo se los pedí al que los mata y se los entregué abiertos sin vísceras, sin patas y sin cabeza, y allá se los llevé para pelarlos, porque se pelan con candela”, explicó, a El Regional, Pedro Chacón, vendedor de carne en San Gil.

Al comerciante, incluso, le mostraron las fotos de la denuncia, y él reconoció que ese animal fue el que vendió.

“Los camuros vienen de Aratoca… son los mismos porque los cuelgan para pelarlos… la misma abertura que les hice en la barriga”, agregó Chacon.

En cuanto al cierre del establecimiento, el funcionario de la Secretaría de Salud de Santander, Luis Gabriel Urrea, le había dicho, al mismo medio, que el procedimiento se dio porque los propietarios no presentaron los documentos de la procedencia de los cárnicos que utilizan en el lugar.

Finalmente, el funcionario dijo que estas inspecciones no tienen nada que ver “con persecuciones políticas o personales, solo para evitar eventos de salud”.