El reprochable acto de Cárcamo Zea se produjo en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, a mediados de marzo pasado, cuando se quitó el tapabocas (recién el país comenzaba a enfrentar la crisis por el coronavirus) y le tosió en la cara a la empleada de la aerolínea.

Cárcamo Zea excusó su reprobable acción con el pretexto de que estaba cansado y desesperado por la larga espera que soportó en la terminal aérea.

Pero eso no fue argumento ni suficiente ni razonable para la autoridad ante la cual se surtió en las últimas horas un proceso de conciliación entre Cárcamo Zea y la azafata víctima.

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Por su conducta, que fue censurada por todo el país después de que se viralizó el video que registró el momento, Cárcamo Zea le debe pagar a la sobrecargo 15 millones de pesos, informó Darcy Quinn, en Caracol Radio.

Pero eso no es todo. El médico anestesiólogo también debe darle a la azafata una excusa privada, agregó la periodista, y, además, también tiene que prestar un servicio social, aunque no precisó cuál.

Y, como para que no quede que fue una sanción con anestesia, Quinn agregó que copias del acuerdo entre Cárcamo Zea y la azafata fueron enviadas al Tribunal de Ética Médica, “que no se sabe si le permitirá seguir ejerciendo su profesión”, estimó la periodista.

Quinn también llegó a una interesante conclusión que deben considerar todos: “Esto también prueba que hay consecuencia por estos actos. Esas cosas no pasan por la vida así no más y nada pasa. No, señor. Pasó”.