El primer caso es de una joven colombo-filandesa de 19 años, Sharon Hernández, que vivía en el exterior y volvió a Ibagué, Tolima, para un evento familiar. Por la pandemia no se pudo devolver, y durante su estadía conoció a un hombre 7 años mayor, que se volvería su agresor, contó ella en ‘Séptimo día’, programa de Caracol Televisión.

Aunque este caso se conoció a finales de mayo, la joven entregó más detalles, en los que dijo que al principio de la relación su novio se comportaba como el mejor hombre y por eso ella aceptó irse a vivir con él cuando le hizo la propuesta, argumentando que así ella no ponía en riesgo a sus abuelos.

Hernández asegura que su agresor, un Dj de bares de Ibagué, era muy atento, pero a medida de que pasó el tiempo, el agresor se quedó sin ingresos lo que, según la víctima, lo volvió más agresivo.

Después de dos meses de cuarentena, la pareja rompió el aislamiento para ir a una fiesta casera y ahí el hombre empezó a consumir alcohol. Posteriormente, cuenta la joven, él la comenzó a celar y tratar mal. Cuando volvieron al apartamento donde vivían siguió la pelea, razón por la que ella decidió irse.

No obstante, Hernández asegura que su entonces novio la siguió, la agarró del brazo (dejándole un moretón), y la tiró contra el ascensor, y después la llevó hasta el balcón de la casa para intentar lanzarla desde un quinto piso. Agrega que el agresor no paró los ataques, y la puso en un sofá para golpearle la cara, mientras la amenazaba de muerte.

La víctima asegura que el hombre la maltrató casi por 10 horas, hasta que se quedó dormido y ella pudo escapar.

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Un caso similar le sucedió a una joven de Bogotá, Karen Rico, que en cuarentena se fue a vivir con su novio en Soacha, contó ‘Séptimo día’.

Al igual que en el caso de Hernández, el novio de Rico se comportó decentemente, pero con el tiempo él se quedó sin trabajo, y se volvió más agresivo.

La joven asegura que las peleas eran más frecuentes cada vez. Él comenzó a tratarla mal y, aunque en varias ocasiones lo perdonó, ella decidió separarse.

Sin embargo, el hombre no la dejó salir; para retenerla, la empujó contra la pared. Ella cayó en la cama y ahí, manifiesta la víctima, él se puso encima, la golpeó en la cara y hasta le puso un cuchillo en el cuello.

Rico señala que su expareja la golpeó como por tres horas; le rompió la nariz tres veces, y solo pudo escapar cuando él se quedó dormido, y pudo pedir ayuda a la Policía, como se escucha en este informe del programa.

Y es que durante la cuarentena, las denuncias por violencia intrafamiliar aumentaron, según el Observatorio Colombiano de las Mujeres.

La pandemia ha forzado a miles de mujeres a convivir las 24 horas del día con sus agresores, lo que ha aumentado los gritos de auxilio a las líneas púrpura, pero la dificultad para salir y denunciar apunta a ser la causa de la caída de las denuncias, según explicó a Efe Selene Soto, abogada de la organización no gubernamental Women’s Link WorldWide.

Por lo mismo, se dispuso la línea nacional 155, la de la Policía 123, la de la Fiscalía 122 y las púrpuras, en Bogotá, 01 8000 112 137, o el WhatsApp 300 755 18 46, para denunciar estos casos.