Ella se encontraba en el supermercado, ubicado en Chapinero, cuando tuvo que vivir uno de los peores momentos de su vida.

“Fui denunciada por un guardia de seguridad de @miroseguridad en los establecimientos de @PlaceresCarulla ubicado en la calle 63 en Bogotá, porque sin ninguna prueba me acusó de robo”, describe la mujer en Twitter.

Según cuenta, llegó al supermercado con su prima para sacar dinero de un cajero, y aprovechó para comprar unos polvos que su familiar le recomendó y cuya marca ella había comprado días atrás.

“Al cancelar el que íbamos a adquirir. Pagamos y justo cuando íbamos saliendo, nos detiene un guardia de seguridad y sin abrir espacio al diálogo, nos llevaron a la bodega del supermercado. Una vez dentro procedieron a requisarnos”, denunció.

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Según dice, ella y su prima intentaron explicarles a las personas de seguridad que se trataba de un error y que habían comprado los polvos antes. El precio de los mismos era de 20.000 pesos. Ni siquiera, asegura, les permitieron mostrar la factura y explicar lo sucedido.

“’SE LOS ROBARON’ Esa fue la respuesta de uno de ellos. Nos amenazaron con llamar a la Policía, nosotras accedimos y les pedimos que por favor revisaran los videos. Dijeron haberlos revisado ya, así que procedieron a llamar a las autoridades”, describe Angie.

Seguido, los guardias llamaron a la Policía, lo que les dio cierta esperanza porque pensaban que se iba a aclarar lo sucedido. Sin embargo, no fue así.

“El policía ni siquiera se dedicó a escuchar mi versión. Me leyó los derechos, procedió esposándome, me llevó a la patrulla, nos llevaron a un CAI. Simplemente me llevaron a la patrulla, luego a un CAI y de allí a la URI”, describió la mujer.

El problema llegó a tal magnitud que a Angie la llevaron a los juzgados de Paloquemao, esposada y en una patrulla de la Policía.

“El policía jamás fue justo, solo llegó a arrestarme como quien acata una orden de algún superior. Lloré, me asusté, nunca pensé estar en una celda, me imaginé lo peor”, finalizó la mujer en su relato.

Posterior a esto, dice, se comunicó con ella la abogada de Carulla para disculparse y para informarle que retirarían la denuncia.

Finalmente, y ante el aparente error de la empresa, Angie pide que esa compañía le responda estas preguntas: “¿Quién le dice a todos los que me vieron salir esposada que se trató de una error? ¿En qué campo de concentración entrenan a sus guardias de seguridad para que sean tan INHUMANOS? ¿Por qué no vieron el video cuando les pedí? ¿A quiénes más les han hecho pasar esta injusticia?”.

Ante la situación denunciada, la marca Carulla emitió el siguiente comunicado:

“Claramente estamos ante un hecho que obedece a un error; el cual lamentamos. Situaciones como estas no corresponden a la experiencia que queremos ofrecerles a nuestros clientes.

Constantemente estamos tomando medidas para siempre dar el servicio que nos caracteriza, a partir de los aprendizajes de situaciones como estas.

Hemos contactado a la clienta para expresarle nuestras más sinceras disculpas por este hecho que nunca debió suceder.”