La joven policía fue identificada como Ludy Marcela Granados Arias, de 22 años, y su muerte se produjo como consecuencia de un disparo que ella misma se habría propinado con su arma, una pistola Sig Sauer, informó Blu Radio.

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El hecho ocurrió en la tarde de este martes, en la sede de la Unidad de Delitos contra la Fe Pública de la Fiscalía, dependencia que funciona en el edificio Manuel Gaona, en la carrera 33 con calle 18 de Bogotá, precisó ese medio.

Testigos citados por la frecuencia radial aseguraron que Granados Arias entró a una oficina situada en el segundo piso de ese edificio “luego de una reunión con su jefe inmediato y accionó su arma de dotación”.

La joven no habría muerto en ese mismo instante, sino que quedó “gravemente herida” y fue trasladada por “los policías que fueron testigos de los hechos” a la clínica Méderi.

Sin embargo, según un reporte policial citado por ese medio, ella “arribó al centro asistencial sin signos vitales”. El documento también sostiene que la joven “se sentó en la silla de un escritorio, mirando hacia la pared y sin mediar palabra accionó el arma de fuego”.

Otras versiones cuyo origen no establece con precisión la emisora dan cuenta de que Granados Arias “sostuvo una discusión con su superior”, Y, citando a los compañeros de la uniformada, sostiene que ella “no mostraba signos de depresión”.

En ese sentido, Edwar Poras, de Noticias Caracol, agregó que la patrullera servía a la Sijín. Citando la investigación y algunos compañeros, informó que la joven “estaba reunida con algunos jefes, que le pidieron una serie de investigaciones para el mes de diciembre… Al parecer, al parecer, fue una presión laboral”.

“Ella decidió sentarse en su oficina, accionó su arma de fuego y falleció camino al hospital. Hay dolor en la Sijín y la Fiscalía, y dicen que esta presión la ejercen con muchas personas que trabajan en las oficinas de la Fiscalía aquí en Bogotá”, agregó Porras.