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El reciente accidente en Quimbaya, en el cual un camión se precipitó a un afluente tras el supuesto microsueño de su conductor, ha puesto en evidencia un problema mucho más profundo de lo que la noticia inicial revela. De acuerdo con los primeros reportes, el conductor perdió el control del vehículo en un episodio de somnolencia, lo que derivó en el siniestro y la posterior intervención de los organismos de rescate, quienes lograron liberar al operario, que permaneció atrapado en la cabina. Este hecho, más allá del drama inmediato y los daños materiales, sirve como un llamado de atención sobre una crisis persistente de salud pública y seguridad vial en Colombia. Así lo señalan fuentes como la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que en un informe de 2023 identificó que hasta el 28% de los accidentes fatales están vinculados a factores de fatiga y somnolencia.
El fenómeno de los microsueños —episodios muy breves e involuntarios de somnolencia— se identifica como una de las principales causas de accidentes viales en el transporte pesado. Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, estos episodios pueden durar apenas pocos segundos y resultar suficientes para causar una tragedia en carretera. La causa de los microsueños se asocia a condiciones como la falta de descanso adecuado, extensas jornadas laborales y la escasa supervisión médica, todas problemáticas recurrentes en la industria del transporte de carga en Colombia y América Latina, tal como lo destaca un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
No se trata únicamente de una falla individual, sino de un marco laboral precarizado que empuja a los conductores a jornadas de hasta 14 horas diarias, pese a que la legislación local establece un límite inferior. Según reconoce la Superintendencia de Transporte, las medidas de control resultan insuficientes y muchas empresas eluden la reglamentación, aumentando así el riesgo de accidentes graves.
La implementación de tecnología, como sensores de fatiga y monitoreo en cabinas, es todavía incipiente y concentra su uso en empresas multinacionales, de acuerdo al reporte de El Tiempo en 2024. Mientras tanto, la ANSV ha desplegado campañas educativas, pero los especialistas citados por Semana sostienen que solo una integración de tecnología, regulación laboral rigurosa y atención médica preventiva podría impactar realmente en la reducción de accidentes viales causados por fatiga.




El sufrimiento causado por estos incidentes es amplio y afecta tanto a los afectados directos como a sus familias y comunidades. El Instituto Nacional de Medicina Legal reportó en 2023 unas 1.200 muertes anuales entre conductores profesionales, muchas de ellas atribuibles a la fatiga. La economía informal y la falta de opciones de empleo agravan esta problemática, pues obligan a muchos a aceptar condiciones de trabajo riesgosas debido a la ausencia de vigilancia estatal efectiva.
Ante incidentes como el de Quimbaya, es necesario repensar el enfoque desde la prevención y la corresponsabilidad de todos los actores de la cadena: empresas, el Estado, los propios conductores y la sociedad. La BBC, en entrevistas con especialistas, enfatiza que sin mejoras sustanciales en las condiciones laborales, inversión en tecnologías de seguridad y cumplimiento normativo real, estos eventos continuarán con consecuencias humanas y económicas lamentables para el país.
¿Por qué la fatiga es especialmente riesgosa en conductores de transporte pesado?
La pregunta tiene relevancia dado el contexto del sector transporte en Colombia, donde los conductores de camión y vehículos de carga suelen asumir rutas largas y jornadas extendidas. La fatiga limita los reflejos, la atención y la capacidad de respuesta ante imprevistos, factores críticos cuando se manejan vehículos de grandes dimensiones y peso. Las condiciones laborales deficientes, la urgencia por cumplir horarios y la presión empresarial incrementan la exposición al riesgo de microsueños, lo que multiplica el potencial de siniestros viales con consecuencias graves.
Este tema se vuelve especialmente preocupante si se tiene en cuenta que los microsueños pueden ser imperceptibles para el conductor hasta el momento en que ya se ha producido el accidente. Así, la implementación de controles más estrictos y la promoción del autocuidado no solo salvan vidas, sino que también redundan en la seguridad general de las vías y el bienestar social.
¿Qué significa “microsueño” y cómo se puede identificar?
“Microsueño” es un término utilizado para describir periodos muy breves de sueño de los que la persona, en general, no es consciente. Según la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, suelen ocurrir en situaciones de extrema fatiga o privación de descanso y pueden durar entre tres y quince segundos. Al ser involuntarios, resultan especialmente peligrosos para quienes deben mantener atención constante, como los conductores de vehículos.
Identificarlos no siempre es sencillo, pues ocurren de manera súbita y sin previo aviso. Algunas señales pueden incluir parpadeo frecuente, dificultad para mantener los ojos abiertos, sensación de pesadez en la cabeza y pérdida momentánea de la noción del entorno. Estas señales, si son detectadas a tiempo, pueden alertar al conductor sobre la necesidad de detenerse y descansar antes de continuar en ruta.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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