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El Distrito de Medellín está estrenando tres nuevas áreas de reserva natural tras adquirir nuevos predios en Santa Elena, San Antonio de Prado y San Sebastián de Palmitas. Con estas tres, Medellín (donde hubo una gran intoxicación por comida) pasó de 13 a 16 reservas naturales y de 2.781 a 2.847 hectáreas de áreas protegidas, lo que asegura la larga vida de estos espacios que conforman un suelo para la regulación del recurso hídrico.
“Estamos garantizando los recursos naturales, la fauna y la flora de nuestro territorio. Además, controlando la intervención humana, ayudamos a la conservación de estos espacios, con el fin de garantizar el cuidado de todas las formas de vida”, manifestó la subsecretaria de Recursos Naturales Renovables, Lina Marcela Rendón.
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Las 16 reservas naturales del Distrito están ubicadas así: cuatro en Altavista (El Barcino, Aguas Frías, Ana Díaz y Manzanillo), tres en San Antonio de Prado, donde hubo un incendio hace un mes (Limona- Manguala, La Verde y Astilleros), cuatro en San Sebastián de Palmitas (La Frisola, La China y dos predios en la Volcana Miserenga), tres en Santa Elena (San Pedro, Santa Elena y La Castro) y dos en San Cristóbal (Moral y Baldías).
Son custodiadas por 35 guardacuencas, quienes hacen recorridos de control y vigilancia para fortalecer el mantenimiento de estos espacios, además de la verificación de linderos, el monitoreo de la biodiversidad y la sensibilización ambiental a través de actividades ecopedagógicas.
“Es muy importante el paso de 13 a 16 reservas, por lo que implica en la conservación de los ecosistemas que tenemos alrededor del área metropolitana y el Distrito como tal. Cumplen varias funciones: regulan el clima y mantienen los ecosistemas más sanos. Con su protección se busca conservar las fuentes hídricas que abastecen los acueductos. Se requiere de una vigilancia para evitar talas, extracción de fauna y flora y cacería de especies de fauna. Estos son espacios abiertos y se pueden visitar atendiendo las recomendaciones”, explicó el coordinador técnico de las reservas de San Antonio de Prado y Santa Elena, John Jeiler Correa.
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Con los guardacuencas, además de la custodia de las 2.847 hectáreas de reservas naturales, el Distrito trabaja en la restauración, mantenimiento, monitoreo de biodiversidad y apropiación social en los ecosistemas estratégicos y en las áreas protegidas de la Reserva Forestal Protectora Río Nare y Reserva Forestal Protectora Regional Alto de San Miguel.
Según explicó el guardacuencas Wilder Alexánder Alzate, “la función que cumplimos los guardacuencas es hacerles vigilancia para un control de quienes las visitan. En las de Santa Elena se tiene una de las grandes fuentes hídricas que abastece el área metropolitana. También encontramos variedad de especies de fauna y flora. En los recorridos de control que se han realizado fueron avistadas 26 especies de aves”.
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En los últimos tres años y medio, según la Alcaldía, se ha sembrado 175.000 árboles en zonas urbanas y rurales para aumentar la conectividad ecológica del Distrito, mejorar la calidad del aire y mitigar los efectos del cambio climático.
También se implementaron estrategias para cuidar 4.319 hectáreas de bosques nativos. Una de ellas es la de Pago por Servicios Ambientales Hídricos (PSAH) que otorga incentivos económicos a los dueños de predios de importancia ambiental, en pro de su durabilidad.
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