Después de que el juez primero civil municipal de Bogotá, Eduardo Andrés Cabrales, le tomó el juramento como nueva alcaldesa de la capital de la República, López levantó sus manos en señal de victoria frente sus simpatizantes.

En ese momento, su madre, la señora Hernández, se le acercó, le dio un beso en la mejilla y le dio un prolongado abrazo que duró varios segundos.

Posteriormente, Hernández tomó la banda que identifica a su hija como alcaldesa de Bogotá y, con solemne delicadeza, propia de una madre, se la impuso a la primer mujer electa popularmente como mandataria de la capital de la República.

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Una vez puesta la banda, la mamá volvió a extender sus brazos, besó a su hija de nuevo, y otro emotivo abrazo, más largo que el primero, se hizo presente en el parque Simón Bolívar, escenario de la posesión.

López, visiblemente emocionada, parecía aguantar el llanto. Dio un paso al frente y se dispuso a dar su discurso, el primero en el segundo cargo más importante del país.

Y es que la señora María del Carmen Hernández ha sido fundamental en la vida pública de la mandataria. Después de haber sido electa, la alcaldesa rompió en llanto al recordar sacrificios que su mamá hizo por ella.

En entrevista con Noticias Caracol, a la alcaldesa se le quebró la voz al recordar lo mucho que se sacrificó su madre para darle una vida feliz y las enseñanzas que le inculcó.

“Me enorgullece profundamente haber vivido para darle este orgullo a mi madre, que ha hecho todo por mí en la vida (lágrimas). Tener todos los sacrificios, sacarme adelante con amor, con rigor, y enseñarme que ganar no es el éxito, que el éxito es hacer bien lo que depende de uno”, dijo López en ese momento.