Un día después de la movilización en contra de los anuncios hechos por su gobierno en temas neurálgicos como la salud, las pensiones o la búsqueda de la paz y de reformas como la tributaria o la política, que ya caminan en el Congreso, el presidente Gustavo Petro se reunió con quien sigue ostentando el liderazgo de la oposición en el país, el expresidente Álvaro Uribe, a quien acompañaron algunos miembros de su partido, el Centro Democrático, los senadores Miguel Uribe Turbay y Óscar Darío Pérez.

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Un encuentro cordial que, más allá de los mensajes contaminantes de las redes sociales, deja un claro mensaje de parte y parte: del Ejecutivo, de tener disposición para escuchar a todos los sectores, y de la oposición, una postura reflexiva y constructiva, lejos de los extremismos y de contradecir sin argumentos. Sobre si este encuentro servirá para algo práctico, es algo que está por verse.

“Sin problemas dialogamos. Dialogar es de humanos. Dialogar construye civilizaciones”, escribió escuetamente en Twitter el presidente Petro refiriéndose a la cita. Quien sí ahondó fue el ministro del Interior, Alfonso Prada, diciendo que fue un diálogo fluido en el que se abordaron básicamente temas legislativos, con énfasis en la reforma tributaria, sobre la cual escucharon observaciones y se comprometieron a revisar puntos, como lo de los impuestos a los dividendos, las ganancias ocasionales y al patrimonio.

Según indicó, el grueso de la iniciativa tiene el apoyo del Centro Democrático, y en el tema de tierras hay un consenso con el mismo Uribe de que la única manera de resolver el problema de las invasiones es que el Estado tenga la capacidad económica de comprar para distribuir democráticamente e implementar una reforma rural integral.

Desde la otra orilla, Miguel Uribe Turbay señaló que le hablaron al mandatario con “toda franqueza” sobre las preocupaciones que existen en amplios sectores del país, mismos que se manifestaron el lunes en las marchas contra el Gobierno.

“Necesitamos una oposición efectiva, que les sirva a los ciudadanos, y para ello se requiere diálogo, que no implica renunciar a nuestras convicciones y preocupaciones, y mucho menos a nuestras responsabilidades, que son proteger y estimular el crecimiento económico, las oportunidades y defender a la clase empresarial. Reconocemos que Colombia necesita cambios y estamos dispuestos a apoyar aquellos que benefician a la gente, pero cambiar lo que no funciona no puede ser el pretexto que justifique destruir lo que sí funciona y así se lo dijimos al presidente Petro”, manifestó el congresista.

En este sentido, recalcó que frente a la reforma tributaria la desazón del Centro Democrático está en que la ven como un riesgo, pues podría desestimular la inversión, acabar con más de dos millones de empleos, afectar el consumo popular y mantener impuestos regresivos que golpean a las personas de menos ingresos y a la clase media.

“El impuesto a las pensiones o a la vejez, en nuestro concepto, es inconveniente e inconstitucional. Le planteamos alternativas para mantener el estímulo a la economía y para garantizar un mayor recaudo sin afectar la competitividad. Somos conscientes de que si no protegemos al sector productivo, vamos a tener unos costos irreversibles”, advirtió Uribe Turbay.

Al final quedó el compromiso de lado y lado de trabajar por la mejor reforma tributaria posible, aunque algo que llamó la atención fue lo que contó Prada. Tras calificar de “simpático” el hecho de que algunos miembros del Centro Democrático hayan salido el lunes a marchar en contra del Gobierno y que ayer hayan estado dialogando en la Casa de Nariño, reveló que el expresidente Uribe les había confesado que había gente enojada con él porque no convocó ni promocionó la protesta.

Movilización que, por lo visto, se repetirá en uno o dos meses, según anunció Pierre Onzaga, organizador, ya que el objetivo no es que se hagan cambios a la reforma tributaria, sino que se retire: “No habrá una intención de negociación. Nosotros definimos que el objetivo es trazar una línea roja que le exprese al Gobierno que necesitamos y exigimos que se retiren las reformas”.

Queda claro que la marcha del lunes, menospreciada por algunos sectores afines al Gobierno, pero que fue significativa en ciudades como Medellín, Cali y Bogotá, le envió un mensaje al gobierno Petro de que debe saber justificar muy bien sus propuestas y que muchos colombianos están a la expectativa de las decisiones que se adopten, más aún si algunas de ellas les van a tocar sus bolsillos. Ahora, el que el Centro Democrático como principal partido de oposición le haya dado su respaldo, aún sin Uribe, quizá tiene que ver con la lectura que hacen los analistas.

“La marcha fue convocada por las entrañas del uribismo y para las entrañas del uribismo, pero es un error manifestarse con apenas 50 días de gobierno Petro, que en las encuestas tiene una aprobación alta y hay optimismo sobre la dirección del país. Su propósito fue manifestarse contra el Gobierno y demostrar que existen. No hubo gremios, sindicatos, grupos estudiantiles o población rural entre los convocantes”, refirió Sergio Guzmán, director de Colombia Risk y profesor del Externado.

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Yann Basset, docente de ciencia política de la Universidad del Rosario, cree también que para la oposición hay un riesgo de quemar cartuchos demasiado temprano, pero eso responde al hecho de que solo el Centro Democrático se declaró contrario al Gobierno. “Es una manera de ocupar el terreno, mientras los demás no se han posicionado muy claramente”. Guzmán piensa que el Gobierno estuvo más preocupado por la reapertura de la frontera con Venezuela y trató de dirigir toda la atención mediática hacia ese suceso histórico.

“La oposición al gobierno Petro está en la minoría, por ahora. Son impacientes, poco estratégicos y no han entendido las nuevas dinámicas políticas del país. ¿Habrá en el futuro protestas y marchas exitosas? Claro que sí, pero la del lunes no fue una de ellas”, concluyó.

Sin embargo, la abogada Silvia Serrano, experta en derecho internacional de los derechos humanos y profesora adjunta de la Universidad de Georgetown, considera equivocado tratar de minimizar la protesta diciendo que es prematura o porque salió menos gente que en otras ocasiones. “El presidente Petro y sus ministros tienen el deber de hacer el mejor esfuerzo de convencer a la ciudadanía de las reformas que están presentando, incluyendo la tributaria.

Como prometió, y muchos votamos por eso, son cambios profundos y es natural la resistencia (…) y el Gobierno no debe asumir que ‘todo’ es desinformación. Algunas de esas reformas pueden generar reservas muy razonables. Algunas personas no desinformadas pudieron salir a protestar porque tienen dudas, y es recibiendo genuinamente esas preocupaciones y debatiendo con seriedad que Petro se va a diferenciar de Iván Duque, en cuanto a la respuesta a la protesta. No solo nos quejamos de la represión de Duque, sino de su falta de apertura real al diálogo”, enfatizó.

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Lo que se ve, como lo recalca el profesor Fernando Giraldo, de la Universidad Javeriana, es un juego político de estrategias entre Gobierno y oposición, con un Centro Democrático por un lado apoyando la marcha, pero por otro hablando con Petro.

“Es a dos bandas, que por un lado se desgasta al Gobierno, pero al mismo tiempo muestra ante la opinión pública que ellos sí conversan, diferente a las movilizaciones del año pasado, que no tenían directamente un interlocutor político con respecto al Ejecutivo”. A su vez, señala el académico, el Gobierno viene implementado lo que anunció con discursos grandilocuentes, como si todavía estuviera en campaña, pero ahora con la sartén por el mango, lo que le da una capacidad de mayor impacto, aunque no diga mucho.

“Álvaro Uribe últimamente parece muy conciliador, incluso cuando habla de Petro no lo ataca tanto, dice que tiene cosas buenas y que había cosas de Duque que no eran tan buenas. Pero eso también pasa porque no tiene la misma fuerza que antes, incluso, el que esté acompañado de Miguel Uribe Turbay es porque pareciera la figura más destacada dentro de la oposición, aunque María Fernanda Cabal tenga más vehemencia.

En el caso del presidente, sabe que hay que hablar con Uribe, no es ingenuo, tiene la mano tendida a todos los sectores y quiere mostrar que va a dialogar con todos y que los va a tener en cuenta en la reforma tributaria, buscando el mayor consenso. Si no lo hace, le dejaría el campo abierto a la oposición en las calles, porque si por un momento llegan a coger más fuerza las marchas, las cosas podrían ser complicadas. Eso sí, Petro no se va a detener con sus reformas, sigue adelante con su plan, pero al mismo tiempo habla con los opositores para que no digan que no escucha”, explicó Giraldo.

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Se trata, agregó el docente de la Javeriana, de la combinación de la acción política directa en las calles con las negociaciones en secreto, así se hagan publicas, porque siempre implican, según la teoría política, que hay asuntos ocultos, lo cual no quiere decir que sea malo.

“La política es así y eso no es perverso”. Y frente a los posibles malestares por el hecho de que Uribe y el Centro Democráticos acepten hablar con Petro, concluyó: “Es cálculo político y eso lo saben los líderes del uribismo.

Es un juego político, no es necesariamente un tema ideológico, aunque habrá personas que no lo entenderán. por eso hablan y al mismo tiempo respaldan las marchas contra el Gobierno. Si la gente protesta, también tiene que saber que es para sentarse a hablar con Petro y eso fue lo que tanto se le criticó a Duque. Por eso las personas no pueden decir ‘fuera Petro’, por que es un gobierno legitimo, elegido democráticamente. Es preferible que se sienten a hablar a lo que pasó durante el gobierno pasado”.

Y por lo visto, esas calles que en el pasado sirvieron para expresar descontento contra el gobierno de Iván Duque y el lunes pasado contra Petro, apuntan ahora a ser escenario de batalla política e ideológica entre el nuevo gobierno y sus detractores.

Porque así como ya se anunció una nueva marcha contra el hoy primer mandatario, el senador Gustavo Bolívar, del Pacto Histórico, lanzó el desafío: “Propongo enorme manifestación de respaldo a nuestro presidente al cumplirse 100 días de gobierno. Defendamos las reformas, la justicia tributaria, la paz, la inclusión social, la transición energética, la educación gratuita, el derecho a la salud”.