Este jueves, los magistrados de la Sala de Instrucción del alto tribunal decidieron “apartarla de todos sus procesos y le pidieron abstenerse de participar en las salas de instrucción en el futuro, hasta que su situación disciplinaria sea resuelta”, según la periodista.

Para entender este enredado hecho hay que ir un poco atrás. Primero, se debe recordar que Lombana Velásquez llegó a la Corte Suprema de Justicia siendo mayor activo del Ejército Nacional.

Segundo, que fue el periodista Daniel Coronell el que le puso ‘Calladita’ porque ella no dijo en la hoja de vida oficial que presentó para su elección en esa Corte que había trabajado hace años con Jaime Granados, abogado de Álvaro Uribe.

Pero este, pese a ser significativo, no es el mayor problema, aunque en todo este caso sí está la sombra del expresidente, porque los magistrados de la sala donde cumple sus funciones Lombana Velásquez, la de Instrucción, la recusaron para que no tuviera los procesos que se le siguen a Uribe.

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Los magistrados consideran que su “condición simultánea de miembro activo de la fuerza pública y funcionaria judicial riñe con la preservación de las garantías de independencia, imparcialidad y juez natural señaladas en la Constitución Política”.

Esa recusación fue aceptada, lo que provocó que ella instaurara una tutela contra sus compañeros por poner en tela de juicio su independencia. Esa tutela se la negaron.

Con todo y eso, Lombana Velásquez apeló a otra estrategia para garantizar su permanencia en la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia: pidió la baja del Ejército, enviando una carta al Ministerio de Defensa para solicitar su salida de la fuerza.

Sin embargo, este jueves, los magistrados de la Sala de Instrucción la volvieron a apartar. “Mejor dicho, la dejaron de brazos cruzados. No puede hacer absolutamente nada: ir y sentarse en la oficina a tomar tinto. Y hasta ahí”, graficó Quinn.

“Ayer le leyeron una resolución donde la sala tomaba esa decisión, que a ella le parece injusta”, agregó la periodista. “Ella dice que nunca mintió, que la eligieron siendo una militar activa, viniendo de la Justicia Penal Militar. Nunca le dijeron que debía de dejar de serlo”.

“Ella ha interpuesto recursos como la tutela para defenderse, pero se queda poco a poco sin salidas. Y como dicen: sin el pan y sin el queso, porque ya renunció a las Fuerzas Militares y se está buscando en la Corte Suprema la revocatoria de su elección. Eso deja cierto tufillo de la Corte integrada en su mayoría por hombres contra una de las pocas mujeres que ha llegado a la Corte”, terminó Quinn.