La vasta zona que tenían que recorrer los rescatistas para emprender la búsqueda de los cuatro niños indígenas perdidos en la selva amazónica fue dividida en 392 cuadrantes que se encargaron de cubrir durante 35 días, dejando una telaraña de pasos y caminos que abarcaron 2.656 kilómetros.

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Las cientos de líneas trazadas en el mapa que compartió el viernes el Gobierno nacional dan cuenta de la incansable búsqueda que se alimentó con cada pista, cada rastro que lograron recoger a lo largo del camino. El mapa muestra que la búsqueda se concentró particularmente en dos zonas, al norte de donde fue hallada la avioneta siniestrada y al occidente de la misma.

Al norte, por ejemplo, siguieron la pista de una huella y el primer avistamiento del perro Wilson. Pero fue al occidente de donde se encontró el avión accidentado, donde se concentraron la mayor cantidad de pistas: el tetero, un refugio, fruta masticada y dos huellas en diferentes lugares. Cerca de allí, en el cuadrante 271 fue donde finalmente el equipo de rescate encontró a los cuatro niños, deshidratados y con severos cuadros de desnutrición, pero milagrosamente a salvo.

Trazando una línea recta, el lugar del hallazgo estaba a 5 kilómetros de la avioneta. La zona donde finalizó la búsqueda de cinco semanas está en jurisdicción del municipio de Solano, Caquetá, específicamente en la vereda Palmarosa.

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Casi 200 personas hicieron posible lo que parecía una utopía: vencer la inmensidad de la selva amazónica y ubicar a cuatro niños sobrevivientes, quienes contaron también con la guía de Wilson, quien en este momento todavía se encuentra en el corazón de la selva a la espera de que esa telaraña de pasos siga creciendo y abarcando zonas para hacer posible el reencuentro con sus guías y compañeros de las fuerzas armadas.