Este viernes, 9 de junio, el país se sorprendió con la noticia del hallazgo de los niños que pasaron 40 días y 40 noches en la selva del Guaviare y, tras una ardua búsqueda del Ejército Nacional, acompañados de indígenas, lograron encontraros vivos.

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Los pequeños fueron trasladados al Hospital Militar de la ciudad de Bogotá. Los menores, junto con su padre, llegaron en la media noche de este sábado 10 de junio, para ser atendidos en el centro hospitalario.

El padre de los niños es Manuel Ranoque, quién al enterarse de que iniciaría la búsqueda de los pequeños no dudó en unirse al equipo de que entraría en la selva.

Ranoque nunca perdió la fe y batalló contra condiciones adversas al adentrarse a la selva para apoyar a las Fuerzas Militares en todo el proceso de búsqueda de sus hijos. Es por ello que bajo esas condiciones tuvo afectaciones a su salud.

Así lo comentó al medio Semana: “Llegué con mucha fiebre porque estaba durmiendo en la selva sin toldillo y me picaron muchos mosquitos”, por lo que en el momento, al igual que sus hijos, se encuentra internado en el Hospital Militar de la ciudad de Bogotá.

Acerca de los pequeños, aseguró que se están en las mejores manos: “gracias a Dios ya atendieron a los niños y están en buenas manos (…) mis hijos están en valoración, ya están canalizados, esperemos que todo salga bien”, señaló Ranoque.

Manuel Ranoque, tuvo que vivir el duelo de perder a su esposa, quien apareció sin vida en las inmediaciones de la avioneta accidentada en la que también estaban los niños que fueron encontrados con vida. Mientras buscaba a sus pequeños, todos los días rezaba oraciones, le pidió perdón a Dios por sus pecados y, como retribución a la lealtad, le clamó por un milagro para encontrarlos con vida.

Días antes, Ranoque dijo en un video publicado por el Ejército Nacional que no se encontraba bien anímicamente, pero mantenía la fe. “Con el ánimo en alto y la fe puesta en Dios, estoy dispuesto a arriesgar hasta lo último para buscarlos. Anímicamente, puedo decirle que no estoy bien porque esto es un golpe duro. Pero sí tengo mucha fe en que, posiblemente, estaré con mis hijos, con mi familia, que es lo más importante”.

El hombre estuvo acompañado de más de 100 personas entre militares especializados en búsqueda y rescate, buscando a los niños en lo profundo de la selva.

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En medio de la Operación Esperanza, los socorristas encontraron un tetero, un pañal y unas tijeras que sirvieron para plasmar información sobre el mapa y la posible ruta que emprendieron los menores. Además, con base en los hallazgos, se interpretó que se estaban alimentando con frutos. Estas pruebas que iban encontrando en medio del camino hacían que Ranoque se llenara de esperanza y le dieron la fuerza para continuar con la búsqueda.

Por otro lado, las Fuerzas Militares informaron que mientras ellos caminaban en búsqueda de los niños, desde el aire se escuchaba el aliento de María Fátima Valencia, abuela de los niños, en unos parlantes de varias aeronaves, un mensaje dirigido a sus nietos: “estén quietos, los están buscando”.