Pero Dávila y Nassar, sin quererlo, probaron que el ejercicio de la profesión es más complicado de lo que parece y que las repercusiones de lo que haga o diga (o deje de hacer o de decir) un periodista y un medio con profunda penetración en la sociedad tiene impactos insospechados.

La coincidencia entre lo que se les festejó a los periodistas el domingo pasado por lo que en el imaginario social deben ser y la cruda realidad que mostraron Dávila y Nassar dos días después no puede ser más elocuente.

Lo curioso es que, pese a ser un caso que involucra a todos los que ejercen la profesión, solo dos medios se refirieron a él con sentido crítico. Tal vez por el hábito de los periodistas de mirar para otro lado cuando hay que analizar y comentar las actuaciones de los colegas.

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El hecho, que se originó porque Dávila invitó a Nassar a hablar del viaje de la primera dama en un avión presidencial para celebrarle el cumpleaños a su hija en Panaca, les deja muchas lecciones no solo a los periodistas, sino a quienes fungen de voceros en entidades o empresas.

En realidad, el primero en ocuparse del tema fue Alejandro Riaño con su personaje ‘Juanpis González’, que hizo un parodia del altercado entre Dávila y Hassan.

Pero en la mañana de este miércoles, el primer periodista en referirse al tema fue Gustavo Gómez, con su equipo de ‘6 AM Hoy por Hoy’, de Caracol Radio, que calificó el episodio como un “exceso de exaltación y calificativos que no debieron darse al aire en un medio de comunicación”.

“Debo decir que Vicky Dávila invitó amablemente al asesor de comunicaciones de Palacio, que es un funcionario pagado con dineros públicos, que le permitió exponer sus puntos y hablar libremente con toda la educación, en un comienzo”, siguió Gómez en su análisis del caso.

Para Gómez, ante las primeras preguntas de Dávila, el vocero de Palacio recurrió a una “muy deprimente estrategia de meter al entrevistador en el problema, de convertir una explicación que se le está pidiendo, como funcionario que es, en un ataque personal, señalando incluso de hipócrita a la entrevistadora”.

“Ese es el campo de lo personal. Y vaya y pase. Cualquiera puede hacer lo que quiera con su vida privada, pero finalmente él es la voz del presidente de la república. Lo representa. Lo simboliza en materia de entendimiento con los medios de comunicación”, dijo Gómez.

Para él, hay que entender que cuando Hassan Nassar habla con los medios de comunicación “no está satisfaciendo a los periodistas; está hablando con los colombianos, porque los medios de comunicación estamos para un servicio público, para que la gente se entere de las cosas. En su tarea, Hassan Nassar está para responder, está para explicar. No para lanzarse a una batalla en una entrevista”.

En ese punto, Gómez hizo una reflexión que también llamó la atención:

“No sé si la idea de quien sugirió el nombre de Hassan para este cargo era que se ejerciera una especie de pugilato de alto nivel, pero creo que no es el tono que nos gusta a los colombianos y cada vez más demostramos que estamos más encaminados en el camino de la civilización que de la pelea de esquina callejera, con remangada y con retos que son de quinta categoría. Las entrevistas son entrevistas, y no son justas personales ni escenarios de duelo para defender el honor del presidente esgrimiendo lanzas y amenazando con ellas a la gente”.

Pero Gómez dejó un capítulo para Dávila, pues descalificó los apelativos que la periodista usó para referirse a Nassar. “En este episodio desagradable, términos como ‘peludo’, ‘Tarzán’, ‘cosa’, ‘inepto’, ‘fracasado’, ‘tipejo’, ‘patán’, ‘cobarde’, ‘trepador’, ‘bárbaro’, ‘incapaz’ y ‘Archibaldo’, pues tampoco es la manera de mantener una discusión civilizada”.

“Estos episodios nos dejan a todos un mal sabor —terminó Gómez—. Sé que Vicky debe también sentir en el fondo de su corazón que la cosa no salió con la altura que debió salir, y algo similar debe estar pensando Hassam. Creo que el episodio nos enseña de parte y parte cosas que no deben suceder en Colombia y que tenemos que superar, mucho más en el escenario de los medios de comunicación”.

Darcy Quinn, del mismo programa, se preguntó si el presidente Duque se está replanteando el tema de su vocero en el palacio de Nariño, “porque definitivamente el presidente no es de ese talante. Al presidente Duque no lo conocemos como un hombre ni pendenciero ni de peleas; al contrario, como una persona muy decente y hasta el momento muy respetuosa de la prensa”.

A su turno, Mábel Lara dijo que con esa pelea perdemos todos: “Pierde la información, pierde el periodismo, pierde también el Gobierno con un funcionario, que es funcionario, que ya no es periodista, que se molesta porque le preguntan y responde un poco grosero. Si Hassan no puede con las preguntas de los periodistas siendo periodista, debería hacerse a un lado y ejercer desde otro cargo”.

Más tarde, Claudia Gurisatti dedicó un escueto trino al asunto:

Del tema también se ocupó el equipo de La FM liderado por Luis Carlos Vélez, especialmente porque Dávila y Nassar fueron directores de esa emisora. “Ambos han estado en esta misma silla (La FM). Los dos son personas de mi respeto y de mi cariño, y solo puedo pensar en lo mal que se están sintiendo los dos”, empezó diciendo Vélez.

“La diferencia de este trabajo con otros trabajos es que acá uno está expuesto todo el tiempo en tiempo real. No hay mucho tiempo para reaccionar, dar un paso para atrás, replantearse la situación antes de responder. Hace parte de la belleza y hace parte de la desdicha que tiene este ejercicio. A los dos les mando un abrazo fraternal. No los voy a juzgar. No me corresponde”, dijo Vélez, aunque después soltó su opinión.

“Pero sí entiendo que es un episodio de conversación nacional y es un episodio que involucra, más allá de la persona, al vocero de Palacio y a una de las periodistas más destacadas del país. Vocero de Palacio que, sin serlo, anteriormente ha demostrado que es una persona combativa, frentera, que es una persona que habla con argumentos y con documentos”, agregó Vélez.

“Y que es provocador. El que no haya visto los trinos de Hassan Nassar, pues desconoce quién es Hassan Nassar. Es un tipo muy buena gente, pero es provocador. Y está bien. Ese es su ‘modus operandi’”, añadió el director de La FM.

Sobre Dávila dijo que es una periodista “supremamente respetable”, pero “picó el anzuelo y respondió de una manera para muchos desaforada”.

Fernando Quijano, director de La República y miembro del equipo periodístico de la emisora, dijo que el caso “pone a prueba la ética de los periodistas” y lo calificó de “nefasto para el periodismo”.

También dijo que “destapa el uso de los recursos públicos para unas personas privilegiadas”. Precisó que en la “discusión entre dos colegas, quisiera no estar en sus zapatos; ambos la deben estar pasando muy mal”. Y concluyó: “Siento que perdimos todos los periodistas”.