En una declaración más bien poco frecuente entre los expresidentes de la República, el exmandatario Iván Duque manifestó cuál es, a su parecer, la manera real en la que el Estado colombiano puede llevar al Eln a unas negociaciones serias de paz, comoquiera que esa guerrilla ha tenido tratativas con diferentes gobiernos sin llegar a ninguna parte.

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Ahora, esa guerrilla está en unos ciclos de conversaciones con el Gobierno de Gustavo Petro, que han pasado por Venezuela y México, y se espera que avancen después en Cuba. En medio de esas aproximaciones se produjo la masacre de 9 militares en Norte de Santander, lo que puso nuevamente en tela de juicio las verdaderas intenciones de la organización ilegal armada.

Analistas y ex negociadores de paz con el Eln han señalado básicamente dos factores por los que ningún proceso de paz con esa guerrilla concluye bien: su estructura federalizada, por la cual se considera que las órdenes que imparte el Comando Central (Coce) no son acatadas por todos los frentes, y la resistencia que ofrece su actual jefe, Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias ‘Antonio García’.

Ante esa situación, el expresidente Duque manifestó su escepticismo en Caracol Radio. “Llevan 50 años con el cuento de que la van a firmar [la paz], y lo único que hacen es cometer actos de terrorismo. Ahora el Gobierno ya se dio cuenta. Dijeron que iban a acabar con el Eln en tres meses, pero ya llevan ocho…”.

“El Eln es, primero, un grupo anárquico, porque ahí no hay una cabeza unificada de mando”, agregó el expresidente en la emisora. “‘Gabino’ prácticamente está desahuciado, ‘Antonio García’ está en Venezuela, ‘Pablito’ [Gustavo Aníbal Giraldo Quinchia o Carlos Emilio Marín] hace lo que se le da la gana, los frentes operan descentralizados, tienen el Comando Central (Coce) y tienen todas esas instancias de deliberación que prácticamente los hacen incapaces de tomar decisiones que sean ejecutadas por toda la estructura de mando”.

Duque también sostuvo en el mismo medio que esa guerrilla sigue “en actividades terroristas de manera permanente”, y recordó que en “los 17 meses que negociaron con el gobierno del presidente [Juan Manuel] Santos, mataron a 100 personas, [ejecutaron] 400 hechos de terrorismo y [tuvieron] más de diez secuestrados”.

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“Y en el gobierno nuestro, cuando mandaban cartas con otros gobernantes de Latinoamérica hablando de paz, no les dio sino por poner una bomba de una escuela de formación [la de Policía General Santander] en donde asesinaron a 22 jóvenes”, agregó, en alusión al acto terrorista que lo llevó a él a suspender los diálogos con esa guerrilla. “Entonces, creo que al Eln no se le pueden seguir dando más gabelas donde se sientan a la mesa y les permiten actos de terrorismo”.

Después, hizo el comentario sobre la manera que, según él, el Eln tomará en serio una negociación: “Al Eln hay que mantenerle una presión militar fuerte. Y creo que la única manera de destrabar la actitud bélica, criminal, del Eln, es dando de baja a alias ‘Pablito’ y dando de baja a alias ‘Antonio García’. Mientras esos dos sujetos estén allí, serán siempre saboteadores de cualquier proceso de paz.

Idea de Iván Duque de abatir jefes de guerrilla no es nueva

El planteamiento de Duque es descarnado, pero no es nuevo. Es un hecho que, para sentar a las Farc a conversar de paz, el Estado tuvo que abatir a sus principales cabecillas, entre ellos, a Luis Édgar Devia Silva, alias ‘Raúl Reyes’; Víctor Julio Suárez Rojas, alias ‘Mono Jojoy’, y Guillermo León Sáenz Vargas, alias ‘Alfonso Cano’.

Sobre alias ‘Alfonso Cano’, el expresidente Juan Manuel Santos contó en su libro ‘La batalla por la paz’ las razones que tuvo para ordenar darlo de baja, pese a que ya adelantaba cautelosamente unas reuniones exploratorias para discutir la posibilidad de iniciar un proceso de paz.

“[…] Me dijeron que habían localizado a Cano –un objetivo que veníamos persiguiendo desde hace años– y fue ahí cuando tuve que tomar solo, absolutamente solo, la crucial decisión”, escribió Santos, y aclaró que la principal razón para hacerlo era preservar la moral de las tropas. “No podía ahora, que lo tenían en la mira, cancelar su misión [la de las tropas] sin que esto tuviera efectos desastrosos en su voluntad de lucha”, señaló el expresidente Santos.

Otra razón fue que alias ‘Alfonso Cano’ no era necesariamente una garantía para la continuidad del proceso, toda vez que se trataba de un doctrinario, escéptico, inflexible y dogmático “cuya lectura de la realidad es la misma hoy que hace veinte años”, explicó Santos. Es decir que Cano era para el Gobierno “un obstáculo en una mesa de negociación”.

Y la tercera razón de Santos para abatir a ‘Alfonso Cano’ es que esa operación militar, planeada por años, surgía en un contexto en donde, a pesar de existir una voluntad de acordar reuniones exploratorias en Cuba, el conflicto armado seguía vivo y los involucrados eran objetivos de alto valor para ambas partes. “Esa es la dinámica de la guerra y, para salir de ella, precisamente para salir de ella, teníamos que sentarnos a conversar, fuera quien fuera el líder”.