“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”, escribió el poeta español Ramón de Campoamor, una sentencia que aplica prácticamente a todos los aspectos de la vida, pero que cae como anillo al dedo a la gira que hizo por Estados Unidos el presidente Gustavo Petro, que regresa este viernes a Colombia.

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El viaje del mandatario colombiano tuvo como objetivo central la cita con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero también estuvo en otros escenarios en los que hizo pronunciamientos que llamaron la atención y levantaron verdaderas ampollas.

El encuentro en la Casa Blanca fue programado para el último día de la gira, por lo que la reunión con Biden era determinante y fue lo que quedó en la retina. La reunión, que estuvo dividida en tres momentos (una sesión inicial formal ante los medios de comunicación, otra privada entre los dos mandatarios, y una tercera ampliada con sus equipos de trabajo), resultó en términos generales muy cordial.

La tradicional puesta en escena de la reunión de dos presidentes en la que se dan la mano y sostienen un diálogo muy afable y diplomático (libreteado) ante los medios resultó, en este caso, simpática. No se sabe con exactitud (y eso también es normal) el contenido de lo conversado en la reunión privada, aunque después el presidente Petro dio unas puntadas a los medios de comunicación.

De acuerdo con el mandatario, habló con Biden de Venezuela, paz, medio ambiente y narcotráfico. En resumen, Petro se trajo de la Casa Blanca, principalmente, la posibilidad de levantar algunas sanciones a Venezuela (si aplica estándares democráticos), el consentimiento de Biden a su idea de cambiar deuda externa por acción climática, 500 millones de dólares para salvar la selva amazónica, y la amplia sonrisa del presidente estadounidense registrada por las cámaras.

Inquietudes entre congresistas de Estados Unidos

En el trasfondo del viaje de Petro, sin embargo, quedaron también amarguras, como la de la congresista de origen cubano María Elvira Salazar, que se reunió con el presidente colombiano y, después de hablar con él, dijo que es “altamente desconcertante y preocupante para la democracia colombiana”, porque “básicamente, Petro no contesta ninguna pregunta y lo que hace es dar una clase de historia y hablar de la opresión de los EE.UU. a los pueblos latinoamericanos”, un discurso de la izquierda de los años 70 y 80 del siglo pasado.

Y advertencias, como la del también congresista republicano Mario Diaz-Balart, presidente del Subcomité de Asignación de Presupuesto, que habló con Petro y después recordó que las ayudas económicas de Estados Unidos a otros países no dependen del presidente Biden, sino del Congreso.

“Si el presidente de Colombia quiere mantener la relación especial con Estados Unidos, tiene que ser en una forma seria. Uno no puede esperar ayuda en esta relación especial con Estados Unidos, si uno está aliado a los enemigos de la libertad, si uno está aliado al narcotráfico, si uno está aliado a los terroristas”, dijo Diaz-Balart en Caracol Radio.

“Algo que le recalcamos todos al presidente Petro es que las decisiones de los fondos, eso no lo hace el presidente de Estados Unidos; lo hace el Congreso de Estados Unidos, y particularmente esa decisión comienza y termina con el Subcomité de Asignación de Presupuesto que yo tengo el privilegio y el honor de presidir en la Cámara de Representantes”, agregó en el mismo medio.

La molestia de Perú con Gustavo Petro

También está la amargura de Perú por las declaraciones de Petro sobre ese país y su porfiada idea de que el expresidente Pedro Castillo está preso ilegalmente, con lo cual desconoce el mandato legítimo de la presidenta Dina Boluarte y usa el caso para pedir replantear la Carta Democrática Interamericana. Para muchos, un despropósito. Para la cancillería peruana, una “nueva e inaceptable injerencia” de Petro en asuntos del Perú.

De eso habló Petro ante el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), y recibió el primer rechazo cuando Gustavo Adrianzén, representante permanente de Perú ante ese organismo, se levantó y se fue como un acto de protesta por las palabras del jefe de Estado colombiano.

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Pero Adrianzén no se quedó solo con eso. Después se refirió a Petro en términos muy duros: “Es falso lo que sostiene Petro cuando dice que a Pedro Castillo le hemos vulnerado sus derechos políticos”, dijo el diplomático en NTN24. “Castillo está en una prisión. Él y Alberto Fujimori son los dos únicos internos en ese establecimiento penitenciario. Allí, Castillo tiene alimentación, asistencia médica, visitas; sus abogados, más de 14 abogados, van a verlo frecuentemente. Castillo tiene garantizados todos sus derechos fundamentales”.

“Entonces, es mentira, como vino a decir Petro aquí, que no se estén respetando sus derechos [los de Castillo]. Muy por el contrario: Castillo viene siendo enjuiciado cumpliendo con las garantías del debido proceso y garantizando su derecho a la defensa. Resulta inconcebible que un gobernante constitucionalmente elegido pretenda sostener una narrativa dirigida a apoyar a un golpista y a un corrupto”, agregó Adrianzén en el mismo medio.

Sobre la intención de Petro de cambiar la Carta Democrática Interamericana, el embajador peruano dijo: “¡Qué ingratitud tan grande! Cuando ellos estuvieron en problemas y acudieron al Sistema Interamericano buscando protección de sus derechos fundamentales y recibieron satisfacciones, hoy día, lejos de apoyarlo y promoverlo, pretenden perjudicarlo minando una Carta Democrática que es sólida y que tiene más de 20 años de vigencia”.

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[Petro] Pretende minar la carta democrática para permitir el ingreso de Venezuela, una nación cuyo estatus democrático naturalmente es muy cuestionable, cuya defensa por el orden constitucional y los derechos fundamentales es muy cuestionable”, lamentó el diplomático.

Recordó que los artículos 17 y 19 de la Carta Fundamental de la OEA reconocen el principio de no injerencia, que establece que ningún país puede interferir en asuntos interno de otro. “Y, lamentablemente, las declaraciones de Petro vienen exactamente en ese sentido. Perú se encuentra en un proceso de consolidación democrático. Nos encontramos reafirmando una estabilidad perdida como consecuencia del golpe de Estado que el propio Pedro Castillo ha generado”.

Así, desde la óptica de Campoamor, para quien todo depende del color del cristal con que se mira, el balance de la gira de Petro por Estados Unidos, como una moneda, tiene una cara y un sello.