En el año 2017, el gobierno de Donald Trump impuso varias medidas económicas contra el régimen de Venezuela que prohibieron comercializar bonos del Tesoro del país caribeño en mercados financieros de Estados Unidos y hacer negocios con PDVSA. También les congelaron activos en Estados Unidos a varios funcionarios venezolanos.
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La razón del bloqueo fue la reducción de las garantías democráticas en Venezuela, lo que ha derivado, entre otras cosas, en la monumental migración de venezolanos a otras partes del mundo, que comenzó mucho antes, desde cuando Hugo Chávez accedió al poder.
Trump, fiel a su estilo, justificó su decisión (en una carta al Congreso) “a la luz de la continua usurpación del poder por parte del régimen ilegítimo de Nicolás Maduro“.
Así que no existe una relación directa del tipo causa-consecuencia entre el bloqueo —que morigeró más tarde Joe Biden— y la diáspora venezolana que comenzó hace 20 años y se extiende por todo el mundo, pero, como es natural, con mayor énfasis en países vecinos como Colombia, nación tomada unas veces como destino final y otras a manera de plataforma para emigrar principalmente hacia Estados Unidos.
Como consecuencia, el tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, es escenario de una verdadera tragedia humanitaria, que no solo involucra a los venezolanos que huyen de su país, sino a migrantes de otras partes del mundo que también se han puesto como objetivo llegar a Estados Unidos.
Sin embargo, el régimen de Maduro ha invertido los factores para afirmar, contra toda evidencia, que la dramática migración de venezolanos se debe al bloqueo impuesto por Estados Unidos. Las razones para los migrantes están en la crisis política, económica y social en que tiene sumido a ese país el régimen que impera. La salida de venezolanos no es por el bloqueo, sino por las condiciones que le anteceden.
Ahora, el presidente Gustavo Petro sostiene la tesis de Maduro, pero le agrega un elemento para hacer inclinar más la balanza de su lado: “Si queremos en verdad frenar el desastre humanitario del éxodo por el Darién hay que desbloquear económicamente a Venezuela”, escribió en X (antes Twitter).
Este es un planteamiento incompleto porque, como lo acaba de indicar Unicef en su informe ‘El rostro cambiante de la niñez migrante en América Latina y el Caribe’, por el Darién han pasado más de 70 nacionalidades, muchos de lugares tan distantes como África y Asia. Así que la crisis humanitaria que allí se vive no es solo por el paso de venezolanos.
Según Unicef, después de un descenso en 2022 por la pandemia, los flujos se están recuperando este año, con la intención, en la mayoría de los casos, de llegar a México, Estados Unidos y Canadá. En la situación de Darién, en donde, si bien la mayoría de migrantes son venezolanos, también destacan los ecuatorianos y los haitianos. Las autoridades panameñas también han detectado un número creciente de ciudadanos chinos.
La conclusión del silogismo que se construye con estas premisas no es, pues, que levantando el bloqueo a Venezuela es como se frenará “el desastre humanitario del éxodo por el Darién”, como sostiene Petro. Esa sería una parte de la solución, que tampoco pasa solo por lo económico.
El opositor venezolano Leopoldo López le respondió al presidente Petro y le advirtió que lo que Venezuela necesita para comenzar a salir de la crisis son elecciones libres. “Como las que tuvieron los colombianos cuando lo eligieron a usted. Y en esa tarea usted podría ayudar a los venezolanos”.
No presidente Petro, lo que Venezuela necesita para comenzar a salir de la crisis son elecciones libres. Como las que tuvieron los colombianos cuando lo eligieron a usted. Y en esa tarea usted podría ayudar a los venezolanos. https://t.co/wU8TpJFyFH
— Leopoldo López (@leopoldolopez) September 8, 2023
Por su economía en crisis, Maduro visita a China desde este viernes, en su primer viaje al gigante asiático desde 2018. China mantiene relaciones estrechas con el régimen de Maduro, aislado internacionalmente, y es uno de los principales acreedores de Venezuela, cuyo PIB cayó 80 % en una década por el efecto de la crisis económica.
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