En su perfil de Facebook, Álvaro Uribe aseguró el pasado sábado que la comunidad de esa población le había informado sobre un “Grupo de venezolanos y cubanos” que estaban promoviendo allí el delito.

Apenas dos horas más tarde, el gobernador de Boyacá le salió al paso a la denuncia y, en Twitter, le solicitó a Uribe “no desinformar”, pues ni esa ni otra zona de su departamento estaba siendo afectada y de ser así, añadió, él actuaría de inmediato.

En su réplica, el máximo mandatario boyacense también le pidió a los suyos “no caer en la zozobra” y aludió a la tranquilidad que, según él, se vive en su región, gracias al diálogo.

Pero Uribe no se quedó con esa respuesta y amplio la queja, le sugirió actuar e, incluso, le pidió no esconderse en el “negacionismo”.

Y Amaya tampoco paró: defendió el diálogo que había argumentado en su primera defensa y sacó a relucir lo que a su juicio es la libre expresión “sin violencia; y sin importar color político o circunstancia” con la que se manifiestan los boyacenses.

Por las expresiones usadas por el gobernador, se podría asumir que aunque este no se refirió puntualmente a las recientes jornadas de protesta nacional, que también tuvieron su episodio en Boyacá, en la discusión él habría querido demostrar lo orgulloso que se siente porque, contrario a otras zonas del país, en su departamento no se presentaron brotes de violencia o desmanes durante las marchas del pasado 21 de noviembre.

Al revisar la cuenta de Twitter del mandatario boyacense, justo se puede observar como en sus más recientes trinos resalta dichas jornadas y recurre siempre a la palabra “diálogo”.

La discusión paró ahí, por ahora.