El animal murió en una bodega del avión de Easyfly que cubría la ruta Puerto Asís-Cali. Fue puesto en el sitio de carga de la nave después de que trabajadores de la aerolínea le impidieran a su dueña llevarlo en la cabina.

La dueña del perro llamado Homerito ha reclamado que, cuando le vendieron el pasaje, le habían dicho que podía viajar con su mascota en cabina, pero finalmente se negaron a permitirlo y lo enviaron a la bodega.

La aerolínea respondió en un comunicado que los dueños son los que saben si animales pueden viajar y advirtió que el perro no contaba con la documentación requerida para ir en cabina.

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El caso alcanzó tal dimensión que el Grupo Especial para la Lucha Contra el Maltrato Animal (Gelma) de la Fiscalía anunció que investigará si se cometió algún delito relacionado con el maltrato animal.

Pero no solo eso. También les llamó la atención a las empresas transportadoras sobre la obligación legal de “garantizar la vida, integridad física y emocional de animales y familias que utilizan sus servicios”.

Sin embargo, el trino del ente acusador tuvo respuestas como “Nadie puede garantizar la vida, solo Dios, sean sensatos!! Ocúpense más bien de los niños!!”,

También hubo quien reclamó que “Por Ley, no se debería permitir que las mascotas sin importar su tamaño, tengan que viajar en otra parte del transporte sea terrestre o aéreo que no sea al lado de su tenedor, obvio en guacal y con las medidas necesarias”.

Otro recuerda que “no se trata solo de los animales, hay adultos y niños alérgicos al pelo de los animales, además de como medio de transporte público es incómodo para algunas personas tener animales al lado”.

Y uno más advierte que “un perro no puede ir en cabina y menos si es peligroso”.