Según explicó el alcalde Peñalosa en entrevista con Blu Radio, luego del ataque contra la Escuela General Santander él se ha comunicado y dialogado con algunas familias y con jóvenes que fueron testigos del atentado.
Por eso, dijo, hay historias que le han causado desconsuelo y dolor, sobre todo porque las víctimas no superan los 21 o 22 años de edad.
“Es muy triste, porque en el hospital de El Tunal están los pacientes más graves. Yo realmente estuve más con las familias que con ellos, porque están en cuidados intensivos. Hablé con un muchacho que milagrosamente se salvó porque había ido al baño en ese instante”, contó Peñalosa en la emisora.
Además de él, el alcalde contó que otro cadete tuvo que “recoger a su compañero y ayudar a llevarlo a la ambulancia”, y que fue una historia muy dura que impacta a cualquiera.
“Una de las familias con la que estuve, el padre del muchacho es un patrullero. Y era un gran honor y una ilusión para ellos que su hijo estuviera en la escuela de oficiales, pero este joven es uno de los que estaba en estado de mayor gravedad. Ojalá sobreviva, pero está en una situación muy crítica”, agregó el alcalde.
Estas historias de vida y de dolor se suman a las de 16 de los 21 fallecidos que se han confirmado hasta el momento, y allí se aprecia que todos tenían un sueño en común: ser oficiales de la Policía para servirle al país.
También está el drama de la familia Pérez, que hasta el mediodía de este viernes no tenía información de su hijo Diego Alejandro, pues según contó su padre en Noticias Caracol el cadete, por ahora, “no está ni entre los muertos, ni los heridos o desaparecidos”, y por eso le practicarán pruebas de ADN.
Otra de las historias que generó dolor en el país es la doble tragedia que vive la familia del cadete Stiven Prada, que además de la muerte del joven en el atentado también sufre porque un hermano de la víctima, que es policía, se encuentra hospitalizado en el Meta tras ser herido con arma blanca en días recientes.
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