Sebastián Castella dejará a un lado los pinceles que le sirvieron de refugio creativo durante estos dos años de retiro voluntario para volver al traje de luces y lanzarse al ruedo de la Plaza de Toros de Manizales.

El anuncio lo hizo en el Centro Cultural Casa de Vacas, del Parque del Retiro de Madrid (España), durante la presentación de Monólogo, exposición de su obra como artista plástico.

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El torero francés aprovechó que los ojos del mundo taurino están en Madrid, donde actualmente se celebra la Feria de San Isidro (ciclo que se conoce como el Mundial del Toreo), para poner a la ciudad de las puertas abiertas en la mira de todos los aficionados y profesionales taurinos.

Asimismo, es un guiño a esta ciudad que considera su otra patria, pues es una tierra que lo acogió y lo vio triunfar con fuerza mucho antes de convertirse en la figura mundial del torero que es.

“Será en Manizales, no solo porque es la primera feria de la temporada, sino porque Colombia significa mucho para mí, me ha dado muchísimo y considero responsable estar donde ahora nos necesitan. El mundo del toro en Colombia necesita el apoyo de todos nosotros. Además, Manizales es una de las plazas donde más querido me siento y su obra social es un ejemplo para otras plazas”, dijo Sebastián.

Durante el evento, que contó con la presencia de los medios más importantes del país, el francés estuvo acompañado por Juan Carlos Gómez, gerente de Cormanizales, entidad organizadora de la 68 Temporada Taurina de Manizales, y de varios miembros de la Junta Directiva de Cormanizales, quienes agradecieron al torero haber elegido a la capital de Caldas para realizar su primera presentación, que será el próximo 7 de enero del 2023, en solitario con toros de Ernesto Gutiérrez, Las Ventas del Espíritu Santo y Juan Bernardo Caicedo, en el marco de la 68 Temporada Taurina, que se realiza durante la Feria de Manizales.

Dos años de retiro

Según el torero, dejó de torear en 2020 por falta de motivación, justo cuando los aficionados y la prensa cantaban que su toreo era más libre, cuando se le veía más feliz en el ruedo y sus faenas no solo brillaban por la técnica exquisita de la que siempre hizo gala, sino también por una expresión renovada, la de un artista en plenitud. Por eso se sintió profundamente su marcha, pues aquello que ya demostraba en la América taurina, apenas se dejó ver en Europa.

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Desde entonces, Sebastián buscó refugio a su creatividad y su inspiración en la pintura y la escultura. Capotes, lienzos, zapatillas, arcilla, arena, pinceles y color han sido los elementos que ha usado para sentirse vivo.

Es precisamente esa experiencia por las artes plásticas, que llevaron al francés a exponer en Madrid, así como en otras ciudades como Miami (Estados Unidos). No es la primera vez que un torero deja ver su vertiente artística. Palomo Linares y Luis Francisco Esplá, por ejemplo, han empuñado los pinceles para enfrentar el lienzo en blanco. Tampoco es extraño que lo haga Sebastián, que cuenta entre sus amistades a maestros de la talla de Fernando Botero, Domingo Zapata y Diego Ramos.