“No soy guerrillera y no pertenezco a ningún grupo armado ilegal”, dijo la joven, en diálogo con Noticias Caracol, mientras permanece postrada en la cama donde recibió un tiro el día en que todo ocurrió.

Según ella, aparece dando la cara en televisión a manera de denuncia: “Yo sé que esto va a salir a nivel nacional e internacional y toda la gente va a mirar esto. Quiero estar en un lugar seguro que por acá”, dice.

Vanessa recordó el día del operativo militar, en el que murieron 11 personas, incluyendo civiles, de acuerdo con organizaciones de derechos humanos e investigaciones periodísticas. Según ella, el presidente de la junta apuntó quiénes habían existido al bazar y un rato después fue que decidió volver a la casa con su pareja.

Fue cuando estuvieron ahí que se oyeron los primeros disparos, y ella sintió que uno le dio justo en su espalda, pero tuvo que resguardarse bajo un colchón con su marido esperando que todo pasara, aguantando el dolor y sangrando.

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Cuando volvió la calma, escucharon a hombres que se identificaron como del Ejército “diciendo que no nos preocupáramos, que no nos iba a pasar nada”, pero también los amenazaron: “Que si algún disparo sale de esa casa no respondían por los que estaban ahí”.

Por la parte trasera de su casa entró un hombre armado con una pistola, “vestido de buzo negro y pantalón verde oscuro, preguntando dónde estaba la guerrilla”. “Aquí nadie sabe”, le respondieron.

El noticiero relata que la auxiliaron después de vendarla, pero sin importar eso los obligaron a salir a la cancha donde estaba el bazar. Allí los formaron y les prohibieron ver hacia donde habían quedado 4 muertos. Uno de buzo negro preguntó quiénes eran los heridos, ella alzó la mano y pasó a una caseta a que la canalizaran.

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Luego la trasladaron a Puerto Asís, donde una madre sustituta le mostró videos en los que los habían hecho pasar por guerrilleros y que estaban detenidos, aunque a ella le permitieron volver a su casa con un tratamiento de antibióticos.

Sin embargo, ella pide que le saquen el proyectil que lleva incrustado en la espalda, y que la desliguen de las acusaciones de pertenecer a grupos armados, como sigue sosteniendo, por ejemplo, el comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro.

Este fue el testimonio de la joven en el noticiero: