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La educación inicial en Manizales se encuentra en un punto crítico, mediado por regulaciones de cobertura, aspectos demográficos y la percepción que tiene la comunidad sobre la conveniencia de escolarizar a los niños desde edades tempranas. Según datos de la Secretaría de Educación local, existe una diferencia significativa entre la cantidad estimada de niños de cinco años y los registrados oficialmente, lo cual afecta la planeación y oferta educativa. Andrés Felipe Betancourth, secretario de Educación de Manizales, señala que la posibilidad de abrir nuevos cupos en preescolar dentro del área urbana depende de que el grado transición tenga una cobertura mínima del 80 %. Esta normativa, sin embargo, todavía no se cumple en la cabecera municipal, lo que restringe la apertura de plazas en grados iniciales y dificulta el acceso equitativo a la educación temprana.
Mientras tanto, el entorno rural muestra condiciones distintas gracias a una normativa más flexible; allí no existe el mismo requisito de cobertura previa para poner en marcha grados iniciales. De acuerdo con información de LA PATRIA, instituciones educativas como la rural La Cabaña han autorizado la apertura de prejardín y jardín desde hace dos años, empezando con transición y expandiéndose gradualmente, con respaldo tanto humano como en infraestructura por parte de la Secretaría municipal. Esta estrategia permite que más niños, desde los tres años, reciban atención educativa, mostrando una respuesta adaptada a la realidad rural y a la concentración proporcionalmente mayor de niños pequeños en estas zonas.
El enfoque diferenciado de Manizales refleja tendencias observadas a nivel nacional e internacional. El Ministerio de Educación Nacional de Colombia y organismos como Unicef destacan que la educación preescolar fortalece el desarrollo integral, ayuda a cerrar brechas de desigualdad y prepara mejor a los niños para enfrentarse al entorno escolar. A pesar de este consenso, las barreras administrativas —como las señaladas en las áreas urbanas de Manizales— pueden limitar los beneficios de la escolarización temprana y afectar la equidad educativa.
Sumado a esto, la disminución progresiva en la población infantil en edad preescolar, reportada por el programa Manizales Cómo Vamos, abre la oportunidad de ofrecer mayor calidad educativa si los recursos se focalizan correctamente, siempre y cuando existan garantías para una cobertura real e inclusiva. Esta visión de calidad coincide con la promovida por Unicef, que insta a fortalecer el ciclo inicial con enfoques integrales y a equilibrar cantidad y calidad en la atención educativa proporcionada a la primera infancia.




En recursos, la ciudad ha avanzado: el Ministerio de Educación Nacional aprobó una planta temporal de 14 docentes de preescolar y hay más profesionales preparados, aunque la falta de autorización para abrir nuevos grupos impide su contratación. Esto revela que los mayores obstáculos se encuentran en la normativa, más que en la infraestructura o talento humano disponible. Betancourth, desde la Secretaría de Educación, ha insistido en la necesidad de flexibilización para que la ciudad pueda ensanchar rápidamente la oferta de educación inicial, optimizando recursos físicos y humanos y diseñando estrategias curriculares específicas para primera infancia.
El aspecto pedagógico demanda adaptaciones particulares. Docentes como Rosario Cano advierten la importancia de enfoques lúdicos, con juegos, literatura, arte y exploración, para favorecer el desarrollo integral. Además, subrayan el desafío pospandemia, especialmente en el acompañamiento emocional y la adecuada integración de herramientas digitales, postura respaldada por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD).
Persiste, por otro lado, una barrera cultural: creencias extendidas en la comunidad sostienen que niños pequeños no necesitan estar en el sistema educativo, según la rectora Ángela María Patiño. Romper estos prejuicios implicará campañas de sensibilización para lograr un impacto real en los primeros años de vida y ampliar el acceso temprano al sistema escolar.
En resumen, Manizales enfrenta el reto de articular normatividad, políticas públicas y percepción social para consolidar una educación inicial inclusiva y de calidad, congruente con las recomendaciones nacionales e internacionales de desarrollo infantil.
¿Por qué es importante la cobertura mínima del 80 % en transición para abrir nuevos grados en preescolar? Esta pregunta surge porque la política define un criterio específico para la apertura de grados iniciales en el área urbana de Manizales. La cobertura mínima busca asegurar que los recursos educativos no se dispersen y que primero se logre un acceso amplio en el grado transición antes de habilitar nuevos cupos en prejardín o jardín. Sin embargo, en la práctica, este requisito puede limitar la inclusión temprana, ya que pone como condición una meta de cobertura que todavía es difícil de alcanzar en zonas urbanas, mientras que en el sector rural existen criterios más flexibles para responder mejor a las necesidades de la población local.
Comprender el sentido de este porcentaje y su impacto sobre el acceso educativo resulta relevante para debates sobre equidad, eficiencia y pertinencia de la política pública en el contexto de una ciudad como Manizales, donde la demanda y la demografía presentan matices complejos entre áreas urbanas y rurales.
¿Qué significa educación integral en la primera infancia? El término educación integral en la primera infancia se emplea reiteradamente en documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y en reportes nacionales como los del Ministerio de Educación Nacional, pero puede generar dudas. Hace referencia a un enfoque educativo que promueve no solo la adquisición de habilidades cognitivas básicas, sino también el desarrollo emocional, social, físico y creativo del niño. Esto implica metodologías activas, juego, arte y exploración, así como acompañamiento emocional y social desde los primeros años.
Este modelo integral pretende que el proceso educativo en los primeros años de vida no se limite a aprendizajes académicos, sino que ayude a los niños a fortalecer su autonomía, autoestima, relaciones interpersonales y creatividad, aspectos que diversas investigaciones consideran fundamentales para el éxito escolar y el bienestar futuro.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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