Si bien este lunes el diario conservador no es el único que destina su espacio de opinión al triunfo de Bernal en el Tour de Francia, sí se destaca porque no divaga en lugares comunes: pone la hazaña de Bernal en perspectiva y la sitúa sobre el complejo telón de fondo que es la realidad social, política y económica del país.

En este segundo capítulo de su análisis (el primero fue ayer, en clave política, cuando aún no se había formalizado la victoria del zipaquireño) el foco del rotativo es la juventud. “La vida de Egan Bernal demuestra, a sus escasos 22 años, que Colombia tiene razones para el optimismo cuando gente de su edad se lo propone”, dice.

Pero va más allá y sostiene que, pensando en la juventud colombiana, “más que privilegiar aspectos como el consumo de drogas […], según ha ocurrido con ciertos fallos de las altas Cortes y ciertas políticas públicas, lo que el país requiere es fomentar todo aquello para lo que ha demostrado capacidades y disciplina en vez de aceptar una trayectoria indefectiblemente melancólica para los jóvenes”.

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“El caso de Bernal es, asimismo, demostrativo de que es posible conseguir los propósitos establecidos si hay un entorno sano”, agrega El Nuevo Siglo. “La historia de Egan es de fábula, donde también cuenta el respaldo familiar y de su entorno íntimo, pero es a su vez una historia que permite hacer el contraste con tantas vidas que se pierden cuando se fomentan paradigmas lesivos”.

El medio aprovecha el caso de Bernal para remarcar que no todo depende del Estado y recuerda que el ciclista tuvo de apoyo inicial una fundación dedicada al ciclo-montañismo, y que no fue una entidad estatal la que le sirvió de aliciente en sus inicios. También dedica una reflexión al sector privado: “Tampoco los grandes nombres de la empresa privada [le dieron la mano a Bernal], hasta que […] consiguió pertenecer a equipos patrocinados”.

De eso, el periódico extrae una lección que es recomendable para cualquier joven en cualquier circunstancia: “Apenas vio la más mínima oportunidad, supo aprovecharla, con todo el vigor y la seriedad del caso. […] La felicidad de ver a un joven, de tan solo 22 años y con su humildad característica, remover los cimientos orbitales en su profesión es, ante todo, motivo de gigantesca esperanza”.

Para El Espectador, por su parte, Bernal, a quien califica como un joven “prudente, humilde y disciplinado”, es ahora “un símbolo, de esos cuyas consecuencias se sentirán por generaciones”, porque dio ejemplo de múltiples maneras. “No solo con su triunfo, sino por la forma en que lo logró. Sus lágrimas cuando veía la victoria cerca y sus palabras mesuradas son una enseñanza para el país entero”.

El País, de Cali, sostiene que, por Bernal, Colombia “vuelve a encontrar en el deporte, en este caso en sus ciclistas, la razón para unirse, para sentir orgullo y para mostrar ante el mundo de lo que son capaces los colombianos. Es la felicidad de alcanzar los máximos honores en el concierto internacional y la demostración de que los resultados se logran con esfuerzo, constancia y voluntad de superar las dificultades”.

Otro medio regional que aprovecha el logro de Egan para reclamar, con justicia, es El Colombiano, pues considera que “pone retos enormes a la dirigencia pública y privada: ofrecer proyectos, patrocinio y oportunidades a miles de jóvenes que ven en el deporte la oportunidad de surgir y que, a su vez, buscan construir un país lejos de estereotipos de ilegalidad, drogas, violencia, corrupción e ineficacia estatal”.

Para El Tiempo, finalmente, lo principal que ha de quedar claro con Bernal es que “ha expuesto con esta gesta y la manera como se ha comportado de cara a la gloria todo ese conjunto de virtudes, todo ese potencial que nos es común a todos los colombianos, sin excepción. Este deportista y su historia de éxito tienen que ser un poderoso detonante de experiencias de triunfo y transformación positiva en millones de vidas en tiempos en los que acecha el pesimismo”.