Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Laura Murillo   Oct 24, 2023 - 10:01 am
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Diocedi, Doriela y Daiana encontraron los restos de su padre, Jorge Iván Arias, 33 años después de que haber desaparecido. Durante las tres décadas, en las que se convirtieron en madres y abuelas, recibieron varias versiones de lo que había ocurrido con él: que había fallecido, que lo habían asesinado, que lo habían desaparecido, y finalmente que estaba en un barranco a la orilla del rio que atraviesa ese municipio al que varias veces habían ido y no encontraban más que maleza.

El 24 de diciembre de 1990 un grupo armado ilegal asesinó a Jorge Iván. Según los vecinos de la familia en esa época, fue enterrado al lado de un río. Finalmente, hasta junio de 2022, tras una crecida del río, un familiar aseguró que parte del borde se había desprendido y había dejado al descubierto parte del cuerpo de Jorge Iván. Ante la posibilidad, Dioceli fue hasta Anorí a pedir ayuda, pero la respuesta en ese momento fue que las autoridades no podían entrar a una vereda ubicada en “zona roja”, como en la que estaría enterrado su padre.

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La sugerencia que le hicieron a las hijas de Jorge Iván fue que recuperaran por sus propios medios el cadáver y que lo llevaran hasta el pueblo. El 4 de junio de 2022, las tres mujeres, con ayuda de un primo, volvieron al barranco con pico y pala, en donde los huesos de las piernas de su padre estaban al descubierto, mientras que el resto del cuerpo seguía bajo tierra. Para poder sacar a su padre y no dañar el cuerpo, Dioceli buscó en internet unos días antes cómo desenterrarlo, cuántos huesos tenía un cuerpo y el tiempo que podía permanecer bajo tierra.

“Para mí fue muy difícil, fue como un shock. Los recuerdos, los pocos recuerdos que tenía”, dice Dioceli. Las tres hijas llevaron el cuerpo hasta el cementerio del municipio y lo dejaron en un osario dentro de una bolsa de tela azul. Solicitaron a la Unidad de Búsqueda que recuperara el cuerpo y lo entregara al Instituto Nacional de Medicina Legal, para confirmar si los huesos que pudieron salvar luego de más de treinta años sí corresponden a su padre.

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Siento que por primera vez le voy a dar sepultura a mi papá. Si las cosas se nos dan y son positivas las muestras, podremos darle una sepultura digna”, le dijo Diocedi a la Unidad. Durante el entierro, las tres mujeres llevaron la única foto que conservan de su padre. En ella se ve a un hombre de barba y sombrero negros sentado en un taburete con la guitarra en una de sus piernas. A su lado una niña de unos cuatro años, de cabello rubio y vestido amarillo. Es Daiana. De seguir con vida, Jorge Iván sería abuelo de 15 nietos y dos bisnietos.

El cuerpo, presuntamente de Jorge Iván, fue recuperado en el Cementerio San Luis Gonzaga en el marco de la acción humanitaria integral desarrollada en el municipio de Anorí, que permitió la recuperación de otros 30 cuerpos, la mayoría, reportados como cuerpos no identificados. Diocedi, Doriela y Daiana evitaron que el cuerpo de su padre se perdiera en el río, el cual, según dicen, ya se llevó consigo lo que quedaba del barranco en el que estuvo oculto todos estos años. “Siento que por primera vez le voy a dar sepultura a mi papá. Él siempre estuvo enterrado, pero no tuvo un entierro digno como él se merece”, concluye Diocedi.

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