Los bandidos se estarían aprovechando de la necesidad de quienes buscan obtener algún ingreso adicional con sus autos, sobre todo si todavía pagan deudas o créditos por ellos. La denuncia del programa Séptimo Día indica que les ofrecen hasta 1’300.000 pesos mensuales por permitirles sacarles algún beneficio económico, sean particulares o de servicio público, en vez de dejarlos parados.

Para comenzar se disfrazan de empresas dedicadas a prestar servicios de transporte con vehículos en arriendo, las cuales sirven como puentes entre propietarios y usuarios de servicios de transporte. Sin embargo, después de firmados los contratos, los estafadores no cumplen los pagos y tampoco devuelven los carros, que en muchos casos se pierden o terminan lejos de su lugar de origen, en manos de desconocidos.

En uno de los casos revelado por ese programa, los estafadores aseguraron que tenían un contrato con la gobernación de Nariño, pero el carro resultó en la casa de Guillermo Fernández Fernández, concejal de Balboa, Cauca, quien dijo haberlo comprado de buena fe a un conocido que lo ofreció como un carro de remate.

A otros dueños les llamaban de otras partes del país diciendo que les estaban vendiendo los carros, mientras los empresarios no respondían pues se decían víctimas de un timo. Uno de estos terminó en manos de una mujer que se negó a regresarlo, al igual que el concejal Fernández, declarándose víctima de otro engaño. Sin embargo, luego terminó pidiendo dinero para devolverlo.

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Siguiendo las pistas, Séptimo Día encontró que los delincuentes incluso operarían buscando empresas legalmente constituidas en cámara de comercio y falsificando documentos para hacer los contratos de alquiler y cometer los ilícitos suplantando la identidad de los dueños reales.

Las autoridades dicen no poder actuar en materia de contratos si los vehículos son de placa amarilla, pues no están destinados a este tipo de servicios de alquiler o arriendo. En los demás la reacción es lenta, e incluso al capturar a los responsables estos terminan siendo liberados a la larga, en algunos casos victimizándose, lo que hace difícil establecer el verdadero alcance de estas redes delincuenciales.