Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Laura Murillo   Oct 27, 2023 - 12:36 pm
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Luis Alfredo Garavito, el peor asesino en serie de la época contemporánea, sigue dando problemas incluso después de muerto.

Su cadáver se convirtió en un encarte para diferentes instituciones, que quince días después del deceso no han podido darle trámite a su sepultura ni a la cremación.

(Vea también: Historia del asesino en serie soviético que dio pistas para encontrar y arrestar a Garavito)

Garavito murió el pasado 12 de octubre, debido a un cáncer que ataca la médula ósea (leucemia linfocítica). En ese momento estaba recluido en la cárcel de Valledupar, en el Cesar, y fue trasladado de urgencia a la Nueva Clínica de Santo Tomás, donde sufrió un paro cardiorrespiratorio.

El cuerpo fue remitido a la sede del Instituto de Medicina Legal en esa ciudad, para realizar los actos protocolarios de necropsia. A partir de esa etapa iniciaron los problemas.

Según las quejas del personero de Valledupar, Silvio Cuello, la semana pasada algunos familiares del difunto llegaron a la institución con custodia policial, previniendo alguna retaliación de parte de los deudos de las cerca de 190 víctimas de “la Bestia”.

Como requisito para reclamar el cadáver, presentaron un registro civil de nacimiento. Para autorizar la entrega, en este caso se requiere una validación de ese documento de parte de la Fiscalía Seccional de Cesar, que a la fecha no se ha pronunciado.

Los familiares ya no están en la ciudad. El viernes a las 11:00 de la mañana se desesperaron y se fueron para su lugar de origen”, recalcó el personero a la prensa local.

Las instalaciones de Medicina Legal en Valledupar no cuentan con la tecnología de criogenia necesaria para conservar un cadáver por mucho tiempo, por lo que Garavito se está descomponiendo en la cava refrigerante.

(Vea también: Última petición de Luis Alfredo Garavito lo llevaría por el mismo camino de Diomedes Díaz)

Buscando salidas a la situación, la Alcaldía contempló la posibilidad de enterrarlo, para hacer una posterior exhumación, pero el procedimiento tampoco fue autorizado y ni siquiera la familia estuvo de acuerdo.

Como estaba comenzando a descomponerse, los familiares manifestaron que querían llevárselo cremado, y aunque el convenio con la Diócesis de Valledupar no contempla la cremación, el señor alcalde (José Castro) voluntariamente donó el procedimiento (de su propio bolsillo), pero el fiscal no ha entregado la orden”, dijo Cuello.

La situación se ha prestado para múltiples rumores en redes sociales, entre ellos que la autoridad científica pretende extraerle algunas partes al cuerpo, como el cerebro y el corazón, para someterlo a un estudio forense que arroje algunos datos sobre su conducta homicida.

En una conversación con el diario El Tiempo, el abogado Gabriel Beltrán, quien representó a Garavito en su momento, expresó que al parecer el problema está en el registro civil, pues el fiscal del caso alega que está borroso y no se distinguen las inscripciones correctamente.

Una vez se surta ese escollo, el cuerpo podría ser entregado a la Alcaldía, para que proceda con la cremación y envíe las cenizas a la familia.

Buscando aclarar el asunto, EL COLOMBIANO consultó a la Fiscalía, entidad que señaló que el caso estaba en manos de Medicina Legal.

También nos acercamos a esta última dependencia, la cual solicitó un cuestionario que al cierre de esta edición no había respondido.

Lo único que parece firme hasta ahora es que “Garavito no tendrá fosa en Valledupar y tampoco se van a quedar las cenizas aquí”, tal cual ha repetido el personero Cuello.

La estela de crímenes

Que el cadáver de Garavito no encuentre el sosiego, es lo más parecido a un karma, pues la mayoría de sus víctimas pasaron mucho tiempo enterradas en fosas clandestinas, hasta que sus familias las encontraron. De hecho, al parecer todavía hay restos desaparecidos en veredas de Ecuador y Venezuela.

“La Bestia” estaba en la cárcel de Valledupar pagando una pena de 40 años por la violación y el homicidio de 143 niños en la década de los 90.

Tras las rejas se convirtió al cristianismo y trató de evangelizar a otros presos con “la palabra de Dios”, pero recibió varias golpizas.

Por buen comportamiento y redenciones de la pena por trabajo y estudio, estuvo ad portas de obtener la libertad condicional en tres ocasiones. Sin embargo, el trámite quedaba truncado porque la Fiscalía lo investigaba por otras 29 víctimas.

De igual manera, había indicios de otros 18 asesinados en países vecinos, de los cuales no se han logrado evidencias concretas.

Según su expediente, escogía menores de edad entre los ocho y 16 años, a los cuales sometía a torturas y vejámenes sexuales, antes de matarlos e inhumarlos.

La cantidad de víctimas le otorgó el deshonroso primer lugar entre los asesinos en serie del último siglo.

En Colombia su caso fue el pretexto para presentar varios proyectos de ley en el Congreso de la República, que buscaban instaurar la pena de muerte o la cadena perpetua en nuestro país, aunque ninguno de ellos fue aprobado.

A pesar de tanta maldad, las leyes y las normas de salubridad obligan a que su cadáver tenga una disposición final “digna”.

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ANEXO: EL MISTERIO DE “EL MONSTRUO DE LOS ANDES”

En Colombia hubo otro asesino en serie que podría compartir con Luis Alfredo Garavito un lugar en el averno. Se trata del tolimense Pedro Alonso López, conocido como “el monstruo de los Andes”, quien cometió sus crímenes entre 1969 y 1980, atacando sexualmente y matando a mujeres y menores de edad. Las autoridades le atribuyeron 110 víctimas en Colombia, Perú y Ecuador, aunque él decía que podrían ser 300 (cifra que no pudo confirmarse). Salió de un hospital mental en 1998 y desde entonces se desconoce su paradero. Hoy tendría 75 años de edad, ¿qué habrá pasado con él?

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