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La Universidad Nacional de Colombia (UNAL), una de las instituciones de educación superior más prestigiosas del país, atraviesa actualmente un período complejo a nivel de gobernanza. El Consejo Superior Universitario (CSU), órgano máximo de decisión en la universidad, lleva 16 meses operando sin el representante de los exrectores, una figura clave para la toma de decisiones académicas, administrativas y financieras, según información citada por Infobae y reportes oficiales de la universidad. Este vacío se ha transformado en motivo de preocupación, ya que priva al CSU de una voz experta y con visión histórica sobre los retos y el rumbo institucional, provocando llamados reiterados a la Secretaría General de la UNAL para que active el proceso de elección correspondiente.
El CSU está integrado por diversas figuras, incluyendo representantes del ministro de Educación Nacional, miembros designados por la Presidencia de la República, docentes, estudiantes y el representante de los exrectores. La renuncia de Ignacio Mantilla Prada a este último cargo, en medio de las controversias surgidas con la designación de José Ismael Peña Reyes como rector, fue el detonante del actual vacío, de acuerdo con El Espectador y The New York Times.
La reciente decisión de septiembre de 2025 de la Sección Quinta del Consejo de Estado, que negó la demanda de nulidad contra la designación de Peña Reyes, despejó el camino para que los exrectores retomen su asiento en el CSU. Esta resolución, citada por Infobae y recogida en documentos de la universidad, constituye un punto de inflexión para restablecer la normalidad institucional y la gobernanza universitaria.
No obstante, esta coyuntura también deja entrever los desafíos que enfrenta la administración universitaria en Colombia y, en general, en América Latina. El peso de factores políticos y legales sobre los órganos de gobierno académico evidencia la necesidad de asegurar mecanismos sólidos de representación y participación para que el desarrollo y la autonomía universitaria no se vean comprometidos, según análisis del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP).




Por otra parte, la pronta elección del representante de los exrectores es vista por múltiples actores universitarios como una oportunidad para renovar la confianza, fortalecer la transparencia y elevar los estándares de deliberación al interior del CSU. El uso de herramientas como NINA, desarrollada por CLIP, facilita el rastreo de vínculos entre instituciones y personas, y se convierte en un recurso relevante para el periodismo de investigación, sobre todo donde el acceso a fuentes confiables y verificadas resulta vital para comprender y narrar procesos complejos y potencialmente polémicos.
En definitiva, devolver al CSU su composición plena mediante el nombramiento del representante de los exrectores es un imperativo para la estabilidad de la UNAL y la consolidación de una gobernanza universitaria robusta. Mantener la participación de actores con experiencia y perspectiva institucional contribuye a superar impasses y a avanzar hacia una administración universitaria más transparente y legítima.
¿Cómo influye la designación de un rector en el funcionamiento interno de la Universidad Nacional?
La designación del rector de la Universidad Nacional de Colombia tiene un impacto directo sobre el manejo administrativo, disciplinario y académico de la institución. El proceso, que involucra la deliberación y votación en el CSU, determina no solo quién liderará los destinos de la universidad sino también en qué medida se mantendrán la autonomía y la estabilidad institucional. A partir de la controversia reciente y la intervención del Consejo de Estado, se evidencia la relevancia institucional de que una designación transparente y legítima evita divisiones internas y da claridad a los funcionarios y estudiantes sobre los lineamientos estratégicos que guiarán a la UNAL en el corto y mediano plazo. La interrupción o judicialización de este proceso suele generar incertidumbre y un ambiente institucional tenso, impactando incluso la ejecución de proyectos y la gobernabilidad interna.
En contextos donde la representación en el CSU está incompleta, como ha ocurrido en el último año y medio, la designación del rector puede verse cuestionada tanto a nivel legal como en términos de legitimidad ante la comunidad universitaria. Por eso, la recomposición y el fortalecimiento del CSU mediante la elección de todos sus representantes resulta fundamental para no solo legitimar las decisiones clave sino también para devolver confianza a los miembros de la UNAL y la sociedad colombiana en general.
¿Qué funciones cumple el representante de los exrectores en el Consejo Superior Universitario?
El representante de los exrectores en el CSU desempeña un papel central al aportar una perspectiva integral, informada por la experiencia y el conocimiento profundo de los procesos universitarios. Su voz se considera clave para equilibrar intereses y enriquecer la deliberación colectiva, abordando temas de presupuesto, orientaciones académicas y asuntos administrativos estratégicos, según fuentes consultadas en los reportes de la UNAL. Además, esta figura contribuye a resguardar tradiciones institucionales y mantener un enfoque histórico en la toma de decisiones relevantes para el desarrollo de la universidad.
Cuando este puesto queda vacante, como ha ocurrido recientemente, el riesgo es la pérdida de una guía experimentada, así como de la visión crítica y propositiva que suele caracterizar a quienes han desempeñado el cargo de rector. Esto puede derivar en decisiones menos informadas, menor consenso en torno a asuntos trascendentales y, en última instancia, debilitar tanto la legitimidad como la autonomía del propio CSU ante la comunidad universitaria y la opinión pública nacional.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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