Noticias sobre Valledupar, el Cesar y el vallenato: artículos, videos, fotos y el más completo archivo de noticias de Colombia y el mundo en El Pilón.
La crisis de gestión y legalidad en el Parque Los Algarrobillos de Valledupar revela una problemática profundamente arraigada en la administración de los espacios públicos y el comercio informal. Según reporta el diario El Pilón, múltiples actores comunitarios, como la Junta de Acción Comunal del conjunto Colombia y la Asociación de Vendedores, han manifestado su preocupación ante la falta de transparencia y supervisión en la concesión de permisos comerciales por parte de la Alcaldía, a través de la Secretaría General. Estos permisos, señalan los denunciantes, han sido entregados sin respeto a lo estipulado en el Decreto 001010 de diciembre de 2022, lo cual fomenta favoritismos y satura desproporcionadamente el espacio público.
Esta situación de desorganización impacta directamente en la formalización del comercio, pilar fundamental del ordenamiento de la ciudad y la sostenibilidad económica local. Tal como indica El Pilón, la ausencia de control fomenta la proliferación de vendedores que construyen estructuras permanentes sin autorización, e incluso recurren a conexiones irregulares de servicios públicos, desatendiendo sanciones y órdenes de cese por parte de la inspección correspondiente. Casos como el de Ramón Manosalva, citado en la denuncia, ejemplifican la permisividad institucional frente a prácticas contrarias a la norma, comprometiendo tanto la seguridad como la convivencia en el entorno urbano.
El panorama se complica aún más con la proliferación de prácticas poco transparentes, como la venta de permisos por parte de vendedores ya ubicados en un parque colapsado. Esto configura un mercado paralelo injusto, que dificulta la posibilidad de regulación efectiva y perjudica a comerciantes que buscan integrarse formalmente. De acuerdo con el Instituto para el Desarrollo Urbano de Colombia, el desorden comercial afecta la movilidad, la seguridad y la percepción ciudadana, estableciendo un escenario donde la inequidad y la desconfianza institucional se profundizan.
Las protestas pacíficas emprendidas por los vendedores, según El Pilón, demuestran la búsqueda de diálogo y cumplimiento de la legalidad. Sin embargo, al mismo tiempo, exponen la frustración ante respuestas ambiguas o ausentes por parte de la administración. La remoción de kioscos debidamente adquiridos y la reubicación de comerciantes vulnerables —como una vendedora anciana trasladada a una zona inadecuada— ahondan el malestar y pueden incurrir en atropellos a derechos y originar demandas que complican aún más la resolución.




La gravedad del conflicto reside en la falta de soluciones integrales y transparentes, con consecuencias legales, económicas y sociales. Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advierten sobre el deterioro de la calidad de vida y el acceso a derechos fundamentales cuando no existe regulación efectiva del comercio informal. Experiencias de ciudades como Bogotá y Medellín, citadas por fuentes oficiales, demuestran que la participación ciudadana, la planificación y la transparencia son esenciales para transformar estos entornos. No obstante, la situación en Valledupar continúa sumida en la incertidumbre debido a la ausencia de una respuesta clara por parte del secretario general de la Alcaldía, Guido Castilla González, y la insuficiente supervisión. Es imprescindible que las instituciones recuperen la confianza pública y apliquen políticas donde se reconozca tanto el valor de la economía popular como la obligación de preservar el orden y la calidad del espacio común.
¿Qué establece el Decreto 001010 de diciembre de 2022 en la regulación del espacio público comercial?
El Decreto 001010 de diciembre de 2022 referido en las denuncias es la normativa que define los requisitos, procedimientos y limitaciones para el otorgamiento de permisos a vendedores en espacios públicos de Valledupar. Este instrumento legal busca garantizar que la ocupación de áreas pedestres y parques se realice bajo criterios de equidad, rotación, formalización y transparencia, evitando saturaciones y otorgando prioridad a la preservación del entorno y la convivencia. Su correcta aplicación es fundamental para mantener un balance entre el desarrollo comercial y el ordenamiento urbano.
Este marco normativo sirve no solo para brindar oportunidades a los vendedores informales, sino también para asegurar el respeto a la legalidad y el acceso equitativo al espacio público. Al no seguirse lo estipulado, se facilita el descontrol, el surgimiento de mercados grises y el conflicto social, evidenciando la necesidad de vigilancia permanente y una administración comprometida con la inclusión y la legalidad, tal como sugieren los informes citados de El Pilón y el BID.
¿Por qué la formalización del comercio en parques y espacios públicos es relevante para el desarrollo urbano?
La formalización del comercio en lugares como el Parque Los Algarrobillos representa un eje central para el desarrollo urbano sostenible. Permite la recaudación tributaria, la regulación del uso del espacio y la implementación de políticas sociales que favorecen tanto a comerciantes como a la ciudadanía. Según el Instituto para el Desarrollo Urbano de Colombia, una gestión clara y justa del espacio público impacta positivamente en la movilidad, la seguridad y la percepción de los habitantes.
La importancia del proceso radica en que la falta de formalización perpetúa problemas como el desorden físico, la inseguridad, la competencia desleal y la exclusión social. Por eso, la consolidación de mecanismos participativos y transparentes de concesión de permisos, supervisión y apoyo no solo mejora la vida urbana, sino que también reduce los conflictos y fortalece el tejido social y económico de la ciudad.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO